Asi derrocaron el gobierno de Guatemala. Por Miguel A. Jaimes N.
Lunes, 04/10/2010 01:11 PM
Los Estados Unidos es la mejor maquina sobre la faz del mundo experta en mentir. Cada una de sus farfullarías las confeccionan pieza por pieza.
Con este fino motor, atribuyeron a Guatemala la intención de invadir a Honduras y desde allí emprenderla contra toda América central.
John Moors Cabot denunciaba desde la Oficina Oval que el Kremlin estaba detrás de todo un plan comunista para la región.
El entonces embajador Peurifoy advirtió desde Guatemala: No podemos permitir que se establezca una república soviética desde Texas hasta el Canal de Panamá. ¿Acaso no son las mismas expresiones que hoy en día que se esgrimen contra Venezuela, cuando se dice que es una amenaza para la región?
Inmediatamente comienza el bombardeo desde todos los medios de prensa. Lanzaron hasta tiras cómicas sobre atrocidades de los comunistas. El origen de todo este macabro material provino desde las oficinas de la United Fruit situada en Boston, aunque siempre se ocultó su autoría.
La iglesia: ese cuerpo de sotanas lúgubres al mando del arzobispo de Guatemala, Mariano Rossell Arellano, pide a la población sublevarse contra el comunismo, enemigo de Dios y de la patria. Inmediatamente treinta aviones de la CIA riegan su pastoral discurso por todo el país. Este señor hace llegar a la capital el Cristo de Esquipulas, para ser nombrado Capitán General de la Cruzada libertadora y con esta imagen emprenderla contra Jacobo Arbenz.
John Foster Dulles se instala en la Conferencia Panamericana y desde allí balbucea todas las andanadas de odios contra el entonces Presidente Jacobo Arbenz. Foster en un premeditado arranque practicado en las oficinas de la CIA golpea fuertemente la mesa con su puño derecho, esto hizo que la OEA se bajara sus “Blúmeres” y aprobara la invasión.
Hábilmente, Henry Cabot Lodge desde la ONU, clausura los auxilios del depuesto Jacobo Arbenz. La diplomacia norteamericana, travesti de la pornografía política hace lo suyo donde tiene que hacerlo. Inglaterra y Francia negocian los delicados asuntos de Chipre, Indonesia y del Canal de Suez, todo, a cambio de su silencio.
Era mil novecientos cincuenta y cinco y todos los dictadores de Venezuela, Honduras, Nicaragua y República Dominicana, ofrecen sus campos de entrenamiento a la CIA, sino sus aeropuertos y emisoras para que la Operación Guatemala se dé.
El más sucio de todos, Somoza, reúne a la deshilachada prensa internacional en un lujoso hotel de Managua, muestra unas escabrosas pistolas que llevan gravado el sello de la Hoz y el Martillo, balbucea diciendo que habían capturado a su submarino ruso que iba rumbo a Guatemala.
De esto ha pasado más de media década. Hoy, la basura mediática-eclesiástica-imperial no descansa, no toman vacaciones, solo se deleitan en un exquisito Cabernet Sauviñon todos sus desgraciados planes contra la revolución bolivariana.