Constitución y más Constitución Bolivariana
Por: Miguel A. Jaimes N. – M sc. Ciencias Políticas
Lunes, 08/06/2009 09:10 AM
La nueva configuración de una legislación socialista y solidaria
La constitución socialista y bolivariana salió del esfuerzo de poder quebrar entre todos unos torcidos e iracundos mercados especulativos, ningún país que se perfile en estos nobles principios debe permitir como hasta ahora ha sucedido en nuestra nación toda la brutal especulación. La verdad pagamos los servicios públicos y los bienes de primera necesidad con elevados y excesivos precios, de paso, todos en manos del capital privado. No abandonemos nuestra constitución, ella es la base y la orientación hacia un sistema, entre otros, real de justos precios y novedosos servicios.
La nueva Constitución postula y abre cauces a una nueva dimensión de la democracia, es decir, a un nuevo concepto político puntualizado desde la soberanía que reside de manera intransferible en los ciudadanos, es apuntar, concretamente en el pueblo y legislar en la nueva constitución, la cual impulso todo un cuerpo de leyes cada vez con más poder concreto y abierto a la población.
La soberanía obliga a los órganos del Estado a someterse a su voluntad, la orientación expresa la reivindicación del protagonismo de los ciudadanos en la formulación, definición e instrumentación de las políticas (art. 62), así como en la contraloría social de las mismas, esto se realiza mediante mecanismos e instancias de participación que trascienden el marco electoral (art. 70).
Procesos que, en términos ideales, se deberán concretar en espacios de diálogo directo entre ciudadanos e instancias de gobierno que garanticen la permanente legitimación de las decisiones, acciones y representaciones a través del consenso discursivo político, construido de manera directa.
La prospectiva constitucional la encontramos en los novedosos artículos que de ella se desprenden, pero más aun, dentro de su preámbulo ubicamos el concepto de solidaridad, concepción con rango jurídico que les dice a todos los ciudadanos que la reciente república se construye partiendo primero de los sentimientos de su gente.
Posteriormente, partiendo desde su artículo cinco, referido a la participación, hasta los orientados a la defensa y cuido de la salud de todos los ciudadanos en los artículos 82, 83, y 84 donde en ellos encontramos la responsabilidad del Estado en asumir la cobertura total en los servicios que demande la población.
Otro importante ejemplo lo encontramos en el caso de la educación, este diálogo es asumido como encuentro de perspectivas entre escuela (docentes, personal administrativo y obrero), familias, comunidades y alumnos, como garantía de la vinculación de las dinámicas educativas con las transformaciones sociales. Concepción que valora de manera especial la formación del ciudadano para su integración a los colectivos sociales, lo cual demanda una atención y protagonismo sin delegaciones.
Para ello, postula la necesidad de promover el máximo potencial creativo de cada ser humano y el pleno ejercicio de su prosperidad.
Debemos valorar igualmente lo referido a los Derechos Humanos, una constitución que asumió para ejemplo de los países de la región una valoración indiscutible a partir de estos derechos ciudadanos, su rango constitucional es un compromiso político de orientar las nuevas formas del contrato social entre instituciones y sus ciudadanos.
Entonces, lo único que hace falta para que esto empiece a ser una revolución es poner en cintura definitivamente a todos aquellos que violan la constitución, lo primero es atacarse severamente el acaparamiento y la extorsión con los sobre precios. Nuestra economía común está saturada de sobreprecios, esto ha permitido establecer las nuevas mafias al lado de la construcción de viviendas y en las ventas de vehículos.
Si la constitución es socialista y bolivariana los principales principios debieran ser la dura sanción a todos los neoespeculadores, ningún proceso que se inspire en un mercado socialista debe permitir las tamañas groserías de la especulación.