Venezuela independencia petrolera. Por Miguel A. Jaimes N.

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Miércoles, 01/10/2014 01:07 AM 

Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima es la quinta empresa petrolera más grande del mundo y en la Ley El Plan de la Patria se plantea producir más de 6 millones novecientos mil barriles diarios para el año 2019.

Por eso Venezuela cuenta con reservas petroleras para los próximos 300 años, mediante la certificación de 298 mil 400 millones de barriles. Esto representa el 21% de las reservas mundiales y junto a todos los países de la OPEP conforman el 81% de las reservas mundiales de crudo.

Para el informe de gestión 2013 las ganancias integrales de las operaciones de PDVSA se ubicaron en 12.907 millones de dólares, lo que representa un incremento de 7.758 millones de dólares (150%) con respecto a los 5.149 millones registrados en 2012.

La principal industria venezolana obtuvo ingresos totales por 134.326 millones de dólares, equivalente a un incremento de 6.715 millones respecto al 2012, cuando cerró en 127.611 millones de dólares. Los activos alcanzaron 231.120 millones de dólares de los cuales 129.831 millones corresponden a propiedades, plantas y equipos. Esta cifra permite hacer frente a un pasivo de 146.634 millones de dólares.

Hace casi cien años para 1922 cuando la primera huelga petrolera los obreros consiguieron un aumento de 3 a 6 bolívares más agua potable y una pasta de hielo, toda la fuerza laboral era de 10.000 empleados. Desde la “nacionalización” (1976) hasta 1998 los trabajadores no pasaban de 27.000 empleados. Hoy con la nueva PDVSA de la revolución bolivariana la fuerza laboral supera los 140 mil trabajadores y el patrimonio se sitúa en 84.486 millones de dólares (2013) con un total de 12.000 millones más que los 72.486 registrados en 2012

PDVSA redujo 430 millones de dólares (2%) en gastos de operación, estos pasando de 22.974 millones en 2012 a 22.544 millones en 2013. Su deuda aunque medianamente equilibrada es de 43.384 millones de dólares.

Para finales del año 2019 se llegará a una producción diaria la cual sobrepasará la cifra de 3.250.000 del año 2014 a 6.900.000 de barriles diarios. Pero al 2013 la producción se incrementó en 250.000 barriles más con respecto al 2012. Respondiendo con esto a los nuevos desarrollos ejecutados en la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO) Hugo Chávez Frías, ubicada entre los estados Guárico, Anzoátegui y Monagas donde se encuentra la mayor reserva de hidrocarburos certificada del planeta. En esta área se incrementará la producción para las próximas décadas en un 60% de todo lo producido nacionalmente y de la producción nacional en 40% partirá al Asia.

La cuota diaria de Venezuela es de 3 millones y tanto de los barriles establecidos por la OPEP. Para 2013 la producción total promedio de crudo estuvo en 2,89 millones barriles diarios, mientras que la de líquido de gas natural (LGN) fue de 116 millones de barriles diarios. Ahora se sitúa en 7.395 millones de pies cúbicos diarios de los cuales el 70,995 se destina al consumo interno de PDVSA destinado en tareas de inyección a yacimientos y combustibles y un 26,68% entregado al mercado interno y 2,33% se transforma en LGN.

Las exportaciones de crudo y productos cerraron en 2013 con un total de 111.360 millones de dólares, un comportamiento similar a los 121.840 millones que se reflejaron al 2013. La diferencia de 10.120 millones se produjo como consecuencia de la reducción del precio promedio de la cesta venezolana que pasó de 103,42 dólares por barril en 2012 a 98,08 dólares por barril.

En 2013 PDVSA efectuó aportes para el desarrollo social por 33.759 millones de dólares. 8.169 millones de dólares impulsaron las Misiones: Ribas, Barrio Adentro, Vivienda Venezuela, Alimentación, Revolución Energética más proyectos de vialidad e infraestructura.

Otros 7.758 millones de dólares fueron destinados al Fondo Independencia 200 que financia proyectos de alimentación, hidráulicos y de electricidad. Otros 5.817 millones de dólares fueron otorgados al Fondo Chino para impulsar el desarrollo socio productivo del país, mientras que 10.815 millones se dirigieron al Fondo de Desarrollo Nacional (Fonden) para ejecutar grandes obras de infraestructura como el sistema Metrocable de San Agustín, las líneas 3 y 4 del Metro de Caracas, el Satélite Simón Bolívar y el tercer puente sobre el Río Orinoco y en 2013 aportó 11.072 millones por concepto de dividendos, regalías e Impuesto Sobre la Renta (Islr).

Para el 2013 en la FPO se perforaron 1.000 pozos de manera interanual, utilizando 200 taladros, instalando cientos de kilómetros de tubería, siendo la meta para el 2019 la red completa de 2.000 kilómetros en todo el territorio nacional de nueva tubería para para el trasporte de petróleo.

Para mayo 2013 PDVSA suscribió una línea de financiamiento por 2.000 millones de dólares con el objetivo de elevar la producción a la empresa mixta Petroboscán, ─occidente del país─ pasando de 107.000 barriles diarios a 127.000 barriles.

China con la NationalPetroleumCorporation (CNPC) fue más allá y rubricó acuerdos por 4.000 millones de dólares para incrementar la producción de crudo de la empresa mixta Petrosinovensa de 140.000 barriles diarios a 160.000 barriles para finales del 2014.

Con la empresa Schlumberger firmó un convenio de cooperación que contempla el incremento de los servicios asociados que presta esta empresa a las actividades de exploración y producción.

Por su parte la petrolera rusa Rosnieft constituyó una empresa mixta denominada PetroVictoria acordando un préstamo por 1.500 millones de dólares.

Con la nueva PDVSA y la petrodiplomacia venezolana, solo hace falta que de manera abierta planifique en consenso institucional y de especialistas venezolanos la potencia energética nacional con el desarrollo de un Consejo Nacional Energético.

Desde que se conocen los usos del petróleo, sociedades, naciones y los apoderados mundiales de las finanzas han explotado su comercio sin límites reales establecidos. Lo que en un principio buscaba el desarrollo de las comunidades se ha mantenido en auge más para salvar a decadentes economías y mejorar la calidad de vida de sus sociedades, antes que sacar las peores caras de la humanidad a flote.

Terrorismo, falsas guerras, golpes de Estado y alzas del costo de la vida, son algunas de las consecuencias que los mercados internacionales en sus diversos ámbitos dependen directa o indirectamente a la hora de los precios del crudo. Cada pequeño producto en la vida diaria está compuesto en menor o mayor grado por algún derivado de este recurso, todas las movilizaciones de dependen de él, y al aumentar su precio crecerá por agregado el costo de producción, manufactura y traslado de los mismos. Entendido así, el ideal capitalista se mantiene vivo, pues los intereses del planeta giran en torno a su tenencia y tendencia, ya que el petróleo se traduce en poder y quien maneje su producción o venta manipulará la totalidad de las finanzas.

Venezuela se ha dado a la tarea de impulsar la petrodiplomacia y la descolonización de sus hidrocarburos. El precio del barril y las reservas hacen que la nación sea de interés imperialista pero también atractivo para inversiones.

Todas las subidas en el mercado internacional crean bonanzas a los Estados, pero también proporciona problemas socioeconómicos internos, traídos con el aumento de su precio, ejemplo la gasolina. De este modo, el petróleo controla las finanzas internacionales y nacionales, por lo tanto es un poder que merece especial atención.

Como es de conocimiento es la fuente fundamental de ingresos y por ello un elemento que requiere de mayor atención, desde su extracción hasta su exportación, todos los procesos que se dan en Venezuela, desembocando en cantidad de consecuencias. Ahora bien, entendiendo la importancia de este recurso dentro de la economía del país, podemos determinar su importancia en todas las finanzas venezolanas.

Dentro del presupuesto nacional anual puede evidenciarse la gran dependencia de nuestra economía por los beneficios petroleros ya que aproximadamente más de tres cuartas partes del presupuesto están conformadas por las ganancias previstas en la exportación de este recurso, es decir, la base esencial del dinero de la nación viene dada por el petróleo. Esto ha sido positivo durante los últimos años debido al fluctuante valor del petróleo que lo mantiene en precios bastante altos, lo que permite al Estado tener mayores posibilidades de manejo de recursos económicos y una garantía de liquidez para el mismo, pero este factor ha traído como consecuencia la excesiva dependencia del Estado al oro negro.

En un escenario donde la volatilidad de los precios cese, Venezuela se encontraría en una situación económica incierta. Sin embargo, este supuesto no ha dado lugar para encontrar con una de las etapas más provechosas en cuanto a los ingresos petroleros se refiere, aun así, no ha promovido herramientas alternativas de ingresos para la nación, situación que da un nivel más de importancia al petróleo dentro de nuestro sistema económico nacional. Podemos decir, las finanzas venezolanas se caracterizan por la alta dependencia petrolera y la subordinación de los beneficios que vienen tras su exportación.

Ahora bien dentro del marco comercial internacional, el petróleo tiene un gran impacto desde los principios de su descubrimiento, pasando por los momentos históricos claves donde el recurso ha sido fundamental desde la Primera y Segunda Guerra Mundial respectivamente, más las invasiones con intereses sobre sí mismo, entre otros; hasta la creación de organizaciones internacionales encargadas de cohesionar los intereses de los países exportadores, y unificar criterios sobre la comercialización del mismo, en este caso tenemos la OPEP, organismo internacional por excelencia compuesto por casi un tercio de los países que exportan petróleo, moviendo el 30% del mercado mundial con sus rutas esparcidas por el planeta del comercio y las finanzas.

Pero la nueva estructura de gobierno petrolero venezolano está amenazada. Sencillamente porque la superpotencia estadounidense ve como un peligro el nuevo modelo de expansión energética nacional sustentado en la filosofía bolivariana, una de cuyas premisas principales consiste en el aprovisionamiento sustancial de innovación y mercados y en el manejo independiente de los hidrocarburos, pero sin la coerción ni la influencia de los intereses y manejos de los protobloques consumidores. Por esta razón, los Estados Unidos de Norteamérica ha entrado en crisis con respecto a Venezuela, observando que ya no es posible manipular como en décadas pasadas lo hacía con el precio del crudo, sobre todo después del derrumbe de la apertura petrolera (2-5-2007).

Esta problemática presenta una proyección en nuevos escenarios de seguridad y defensa, fomenta propuestas de integración y ayuda hacia países a partir de una cuota diaria de la cesta petrolera, prefijada en la conformación de alianzas trasparentes y orientadas claramente hacia una integración sudamericana y caribeña.

Pero las presentes y venideras hostilidades se dan en torno al control del aprovisionamiento seguro de petróleo y la mayor acumulación de reservas está precisamente en Venezuela y eso es el detonante.

En otros suelos extranjeros como ha ocurrido en Irak y Afganistán se ha implantado tremendamente el desarrollo de las artes de la guerra por energía. La causa de este desembarco ha traído con más constancia un mayor número de marines instalados en los predios del Oriente Próximo, van junto al despliegue de las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, dispuestos a actuar en los 22 países árabes y en las 54 naciones africanas. Esto ha acrecentado la presencia de fuerzas armadas en las zonas más importantes de las reservas petroleras, lo cual representa un llamado de alerta.

Los conflictos petroleros audazmente originados por las superpotencias, crean malestar y amenazas sobre zonas limítrofes, ahora reclaman espacios fronterizos donde casualmente existen reservas petroleras, muchas compartidas o cercanas entre sus países, ya que la mayor concentración les corresponde a un limitado grupo de naciones y en esto se incluye Venezuela.

Nuestro caso conforma un escenario de activación de crisis política, toda orientada hacia la producción de trastornos que amenacen con interrumpir el flujo de crudo como fórmula que justifique la intervención de grupos foráneos, entrenados por la inteligencia de las regiones con mayor concentración de capital industrial, quienes son las más necesitadas de nuestro petróleo.

Este riesgo de la activación de los presentes escenarios conflictivos seguirá dándose por tres poderosas razones:

Primero: el entorno político y estratégico donde se tomen las decisiones con respecto a los recursos, y aquí el principal enemigo de las superpotencias es la OPEP, por su defensa en la necesidad de mantener estable el precio justo del barril.

El segundo escenario se proyecta con la demanda y la oferta: todo indica que la petición de hidrocarburos crece diariamente a nivel mundial, ya logrado entender quienes la generan y que la aceleración en la quema de recursos fósiles es exagerada por los modelos de consumo mantenidos por el uso irracional en aquellas materias primas que, al procesarse, alteran el medio ambiente. La demanda en la construcción y uso de vehículos, origina un gran poder per cápita a las ensambladoras (sólo en los Estados Unidos de Norteamérica hay unos 230 millones de vehículos a motor), las cuales están empeñadas en construirlos, a costa del sacrificio ambiental de utilizar cantidades elevadas de hidrocarburos.

Y como tercer escenario tenemos la geografía de la producción y la distribución del crudo. Los siete productores mundiales más importantes, dadas sus reservas y producción de hidrocarburos, son los países con los mayores conflictos: Arabia Saudita, Irak, Irán, Kuwait, los Emiratos Árabes Unidos, Nigeria y Venezuela, países todos en el ojo del huracán de la política petrolera internacional.

Y como si fuera poco, Venezuela representa además la mayor estabilidad en lo que respecta a sus relaciones con los países de la región y los que se encuentran más alejados de su geografía, contando con una de las mejores ubicaciones geográficas y muy cercanos a los Estados Unidos de Norteamérica, relativamente con buenos accesos navegables hacia el resto de las naciones gran consumidoras a nivel mundial.

En venidero escenario no será fácil pues la guerra ha tomado los intereses del crudo. Venezuela doblará su producción en la próxima década justo lo que la plataforma mundial de la extracción, consumo y guerra necesitan.

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http://www.aporrea.org/energia/a195839.html

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