La Doctrina del Shock. Por Miguel A. Jaimes N.

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Jueves, 26/09/2013 06:51 AM

Aunque para muchos en su diario día están acostumbrados a un eslogan tras otro como que si las cosas fueran una moda o un juego les aseguro que esté no es así.

La obra del Premio Nobel Milton Friedman publicada como modelo desde la Escuela de economía de Chicago (EE.UU.) referente a políticas económicas, revelan que una vez mas que el modelo es del libre mercado.

Nunca antes la psicología social fue tan abonada para introducirla en la mente de millones no por su popularidad, mas bien por lo que creemos son los nuevos postulados frente a las reacciones en desastres, contingencias, provocaciones, conmociones y confusión, todo suena cómodo, pero la verdad, esto arranca desde lo impopular, desestabilizador. Todo para que, destronar adversarios, gobiernos como el de Venezuela por parte de la derecha económica nacional e internacional.

Desde la conmoción de las atrocidades vividas durante la II Guerra Mundial (1940-1945) y los vertiginosos hechos que dieron muestras de secularización con la Guerra Fría hasta 1990 y el posterior concepto de la guerra en el Golfo Pérsico con la Tormenta del Desierto, donde solo esta prolongada guerra ha asesinado a casi 1.500.000 habitantes de Irak, casi un 5% de su población aniquilada.

Sumemos los hechos del debut. Para que la Doctrina del Shock este montada han aprovechado la majestuosidad de los atentados y el beneficio de la cadena de hechos naturales, veamos: las reformas se han iniciado con más fuerza en el mundo neoliberal —económico sobre la base del miedo, hablemos abiertamente de terror. El globo terráqueo ha estado gobernado como base principal en el pánico colectivo—institucional.

Las terroríficas imágenes de argentinos baleados, mutilados y asesinados cuando la invasión a Isla Malvinas, los espeluznantes atentados del 11 de septiembre sobre New York, el Tsunami del 2004 en Indonesia, después de esos videos casi vividos como reales, en todos los demás continentes se llegó a sentir por la gente que vive en las altas montañas que un océano se les venía encima.

Seguimos: el Huracán Katrina y mas recientemente el gigantesco terremoto acaecido en Japón. Todas estas imágenes en otra época jamás hubieran sido tan ferozmente repetidas como lo ha hecho la actual prensa mundial, toda en manos del sionismo israelí y de los principalísimos modelos de la economía neoliberal mundial los cuales descansan en la protección militar de los 28 países guerreristas de la OTAN sin dejar de lado a los EE.UU. Todo esto ha sido aprovechado con la intención de forzar la aprobación de una serie de reformas a nivel mundial y de licitar los majestuosamente millonarios paquetes de seguridad a nivel mundial.

Esta maléfica obra contiene una introducción, un cuerpo principal y una conclusión, divididas partes y capítulos. La introducción muestra la historia de los últimos treinta años de la doctrina de choque económico aplicado alrededor del mundo, desde América del Sur en la década de los setenta hasta Nueva Orleáns después del Katrina.

Las pizarras en blanco plasmando ideas de economías de libre mercado van acompañadas de una violenta destrucción del orden neoliberal preexistente. Entendamos esto, aunque no hayamos sido pacientes de sicólogos o vivido terapias de choque, hoy cuestionadas por la ciencia médica, esto se asemeja, pero esta vez a altos volúmenes de población. Las reiteradas crisis económicas son iguales a una no tan antigua terapia de choque, técnica psiquiátrica donde aplicaban encuentros eléctricos a pacientes con problemas siquiátricos.

Los experimentos encubiertos de la psiquiatra Ewen Cameron junto a la CIA consiguieron éxitos parciales en la distorsión y regresión en la personalidad original de los seres humanos, pero como era de esperarse los resultados son ineficaces en el desarrollo de una nueva personalidad.

Lo comparo puesto que la actual terapia de conflicto económico, incluida la digresión contra organismos gubernamentales es aprovechada para crear eficaces técnicas de tortura. La tortura, según Klein, a menudo ha sido una herramienta esencial para que las autoridades apliquen reformas agresivas en el libre mercado.

Por eso las comisiones de Derechos Humanos en el mundo no son más que un edulcuramiento de este Fotoshop mundial. Todo es un negocio. Ello explica el retraso para detener la tortura sin explicar su contexto, lo que hace con frecuencia aparecer como casos inútiles de sadismo.

Hacen creer al mundo que se necesita un líder con un gran movimiento comprometido por el libre mercado con las mismas regulaciones sucedidas antes de la Gran Depresión estadounidense (1928).

Por eso los modelos a seguir son los de 1973 en Chile, donde el apoyo a la tortura sirvió para las políticas impopulares asociadas a la terapia de choque, acaso, ¿esto no es lo que defiende y pulula cualquier opositor que viva en Venezuela?

Margaret Thatcher no fue llamada la Dama de Hierro por simpática, fue por represiva, asesina al servicio arrastrado del liberalismo económico. Su terapia de combate leve hizo posible su pavura en Las Malvinas.

Acaso no fueron los mismos que inventaron, aplicaron y ejecutaron reformas de mercado libre en Bolivia, gracias a una combinación de una preexistente crisis económica y el carisma de Jeffrey Sachas.

Por eso al Vaticano también le correspondió su tarea. Lo acontecido después de la coronación de Juan Pablo II en 1979 a quien le encomendaron posteriormente la eliminación del último comunista de Europa —Milosevic— cosa que así hizo, enfrento a Serbios y Croatas en una feroz guerra religiosa logrando su objetivo tras los tristes sucesos de la Balcanización y división de la hoy ex Yugoslavia.

Y no es raro que ahora en Venezuela se hable de guerra económica, fracaso comercial, riesgo país, ellos —la derecha económica— tienen que demostrar que el modelo de Socialismo del siglo XXI es inviable, esa es la causa monitoreada de la escases, le dan al gobierno donde le duela a la población. Pero el Indepabis no es capaz de elaborar el mapa del desabastecimiento. Silencio que en el Ministerio de Comercio, duermen.

El efecto del papel higiénico golpea por todas partes, primero no hay, luego las colas, sigue el sobre precio y el efecto más duro y mortal, este gobierno nos quitó hasta la higiene personal de poder limpiarnos nuestras partes íntimas.

Aquí debemos tomar como ejemplo lo que sucedió en Polonia, la ex URSS, Sudáfrica, el colapso de las economías de los Tigres Asiáticos en 1997. En los EE.UU. y en la CEE han pasado hechos peores, pero lo de ellos es un ejemplo.

El complejo capitalismo de desastres exhibe sus empresas sacadas de sus hundimientos como modelos a seguir. El cuento del traslado del personal fácilmente desde puestos relacionados con la seguridad y defensa de los organismos públicos en EE.UU. a puestos en empresas lucrativas es la vitrina del éxito.

Por eso la guerra en Irak no es desde el 2003, es desde 1979 cuando el sunita Sadan fue puesto allí por EE.UU. para enfurecer militarmente a los Ayatolas que habían derrocado al anterior consejo clerical de Irán. La guerra ya va cercana a los 35 años y vean el costo que esto ha significado. El negocio de este siglo fue el de la Halliburton dirigida por Dick Cheney ex vice presidente de los halcones de Bush quienes ganaron la concesión de las balas.

Aquí se retratan los primeros ganadores, los de los residuos que se creen todo han ganado, esto explica con mucho riguroso peligro y cuidado los nuevos modelos de conducta política en Venezuela, donde los infiltrados en la revolución, la burguesía roja rojita se han acobijado en muy buenos puestos. Se creen ganadores y que los demás son perdedores de la terapia de choque económico, y que la mayoría debe quedar reducida a grupos que a menudo no prosperan, vs los que moviéndose a lujosos urbanismos privados producto de sus buenos contactos disfrutan de nuevos lujos, mientras que los demás, es decir para que quede más claro, los grandes sectores de la población se quedan con la decadencia de la infraestructura pública, la disminución de los ingresos, la carestía que va en ascenso diariamente y el aumento del desempleo.

La buena nueva que está detrás de esta nueva alianza es encabezada por los desesperos militares antes que económicos de los dictados dados por el Banco Mundial y el FMI.

Cuidado, hay que distinguirlos con pinza a los neoconservadores—neoliberales, muchos anclados en el proceso bolivariano, no tan fáciles de reconocer, los de afuera son claros, íntimamente ligadas a los eventos que se aprovecharon de la pérdida de millones de vidas, no por los sucesos naturales, mas bien por las bombas colocadas y que ahora han aupado a miles de nuevos terroristas.

La implantación de una democracia viene encubierta con la reciente receta represiva por la maximización del beneficio global para una pequeña élite. Los neoconservadores ven como ideal la proporción de súper/ricos/pobres, permanentemente ligados a una súper clase de oligarcas empresariales y sus compinches políticos que son el 20%.

Mientras el 80% restante sería la población del mundo, los pobres «desechables», que subsisten en la miseria planificada, que no pueden pagar una vivienda adecuada, educación ni sus servicios privados de salud.

Y de nada de esto no se escapa Venezuela.

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