Interpol silenciosa. Por Miguel A. Jaimes N.
Miércoles, 17/08/2011 05:00 PM
Un viejo enemigo
Como si nada hubiese pasado o hecho, la Interpol ni se da por aludida ante la captura y expulsión que ayudo a organizar en contra del periodista de nacionalidad sueca, Joaquín Pérez Becerra. Guarda silencio, mientras va quedando al descubierto que la inclusión de Joaquín en sus listas, fue trabajo de última hora.
Joaquín es la más clara prueba de como un ciudadano puede agregarse en estos listados y activarle un Código Rojo mientras volaba desde el aeropuerto más seguro del mundo en Alemania, hasta Venezuela, posteriormente acomodar discursos y la justificación de expulsarle.
Con todo este enredo, da la impresión que la Interpol ni existiera, es silenciosa, tal cual anima enemiga, ahora anda tras la caza de revolucionarios.
Ante este caso quedan muchas cosas claras, la primera de ellas, se consolida una sociedad policial encubierta, capaz de crear y hacer creer lo inventado. Aquí, algunos fueron capaces de armar un expediente y convencerse hasta la saciedad que el periodista Joaquín, si estaba solicitado en Colombia.
Esta imaginaria historia de solicitud internacional contra Joaquín, sólo estaba en los cuadres de guerra del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, él y su equipo de ejecutores aguardaron cual serpiente agazapada para herir o darle muerte a un enemigo que los denunciaba por todos los medios en Europa.
Sin embargo, nuestro país sin estar dentro del Plan Colombia, con esta decisión llego a ejecutar una peligrosa medida, muy al pie de la letra de lo concebido dentro de esta estructura militar. Venezuela entrego a un revolucionario y lamentablemente jamás tendrá la postura ni humildad para aceptar tamaño error.
Si mañana nos visitara Ignacio Ramonet y Francia o cualquier país dice que está en las listas de la Interpol, ¿igual se expulsara del país?
Que dirán Alan Woods, Noan Chomsky de este despelote, si llegaran a visitarnos van y se lo entregan a la embajada israelí para que empiecen a torturarlos.
Que suerte podrán correr los periodistas de nuestra revolución, Mario Silva o Ernesto Villegas, si en algún viaje a cualquier país, sale un juez al estilo del (ex) Garzón y se le ocurre solicitarles una orden de captura o deportación.
Por eso, esta apresurada decisión traerá graves consecuencias. Esta penosa situación de Joaquín crea una muy mala impresión hacia los periodistas alternativos, quienes han tenido que sortear persecuciones en sus países de origen por venir hasta Venezuela y sacar la cantidad de documentales que demuestran la verdad al mundo sobre una revolución en el pensamiento de Simón Bolívar.
¿Estarán nuevamente interesados en venir a Venezuela? Me late que no. Tamaña decisión nos aísla.