Estudiar el petróleo. Por Miguel A. Jaimes N.
Miércoles, 13/08/2014 02:44 PM
Mientras la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) se presenta como la propietaria del 85% de las reservas de crudo que hay sobre el planeta, Venezuela saluda con reservas petroleras certificadas en 297.570 millones de barriles (las más grandes del mundo), y en cuanto al gas en 196 billones de pies cúbicos; sólo esto suministraría la energía que requiere Mercosur y los principales bloques económicos para continuar con su desarrollo industrial y tecnológico. Pero he allí el dilema: ¿cómo aprovechar el target competitivo, seguir vendiendo petróleo tal y como se ha encumbrado desde las pasadas décadas o convertir los nuevos negocios en intercambio de tecnologías, adquisición de modernas maquinarias y capacitación profesional?
El enfrentamiento por el control está dado frente a las principales Bolsas de Valores y las reservas de crudo, más los trillones de metros cúbicos de gas incuantificables en cualquiera de las monedas como el Dólar y el Euro, capitales monopolizadores de la economía mundial, comparadas con la venta de armas y el sector farmacéutico.
La militarización expuesta en los países del grupo petrolero conformada por Estados Unidos de Norteamérica y los 28 países pertenecientes a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) es una colosal alianza, donde ni Venezuela se escapa. Ellos decidirán militarmente los destinos de la supuesta única estrella pensante.
A dicha manipulación unipolar se enfrenta la estoica propuesta venezolana junto a la timidez de algunos organismos regionales, más una cantidad importante de países que estando solos serán victimas del control definitivo de sus energías y del futuro de sus habitantes.
Los acuerdos regionales hacia el Sur y El Caribe unidos al tema petrolero deberían impulsar sólidas alianzas comerciales, concesiones y suministros para el desarrollo del país, donde Venezuela debería inspirar la conformación de la figura de un Consejo Nacional Energético.
PetroAmérica, Petrosur, Petroandina, Petrocaribe, Gran Gasoducto del Sur y Antonio Ricaurte, más las refinerías que se construyen en Cuba, Jamaica, República Dominicana, China, Brasil y Vietnam, deben ser habilitadores para fortalecer alianzas extraterritoriales y un necesario equilibrio para convocar un equipo integrado por ministerios, expertos, personalidades invitadas por regiones, que logren dar cuerpo a estrategias, pues la inmensa cantidad de dinero que entra y entrará por petróleo será el posicionamiento de las futuras generaciones.
Está claro que Venezuela es el país que más alianzas ha establecido en el mundo para ofrecer petróleo, siendo quien menos las necesita para desarrollarse. Entonces debe establecerse un Consejo Nacional Energético para analizar nuevas posturas y realidades ante los acuerdos interregionales de integración.
Jamás nos pareceremos a China, cuyo Producto Interno Bruto (PIB) es superior a 5,92 billones de dólares acompañado de un modelo de crecimiento económico anual del 10%, por eso convocaron a 45 millones de nuevos puestos de trabajo, invirtiendo en su economía cinco billones de yuanes (264 millones de euros), sólo para relanzar su modelo económico fundado en la industrialización, comercialización y distribución.
No obstante, tampoco podemos seguir siendo el mismo país del modelo rentista de la pasada Venezuela Saudita y seguir desconociendo un modelo soñado del despilfarro de un pasado reciente.
La nueva geopolítica y geoestratégica de los hidrocarburos debe hacer referencia al reclamo de los estados quienes necesitan mejores miradas, ejemplos sobran en aspectos fundamentales del campo organizacional, referidos al rompimiento de la inercia institucionalizada.
En nuestros días una totalidad no puede seguir segmentada, porque toda realidad encuentran conexiones, realidades percibidas por movimientos que reivindican derechos y afectarán no solamente las definiciones existenciales de las organizaciones, sino también patrones conductuales, colocando la organización burocrática y cortoplacista, mediante la incorporación de las visiones individuales y los talentos en la búsqueda de una flexibilización de los procesos de toma de decisiones y en el establecimiento de un acuerdo para que al menos los mayores esfuerzos se inspiren hacia una nueva dirección.
¿Pero cómo debe estudiarse el petróleo? En los países del ALBA—TCP debe conformarse una especie de centro de estudios internacionales donde se den diplomados, maestrías y doctorados dirigidos al futuro de la Unasur, Celac, papel de las compañías petroleras de estos países hacía donde deben de ir las mismas, más la seguridad, defensa y geopolítica militar petrolera.