El fin de las serpientes

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Por: Miguel A. Jaimes N. – M sc. Ciencias

Viernes, 18/09/2009 03:40 PM

El principal río que baña al estado Mérida, es el Chama, nace en el páramo Mifafi, sitio predilecto del cóndor, sus aguas bajan desde la laguna Las Azules, está dentro de los predios del municipio Rangel, capital Mucuchies, allá, donde está el pueblo más alto de Venezuela, San Rafael de Mucuchies, a más de tres mil metros de altura, con fríos de ocho grados, hasta rozar los bajo cero.

En Mérida, por lo que he oído, existen pocas serpientes, lo que si hay, y esto porque los he visto, así como escuchado de sus innumerables historias de ponzoñasos, es de alacranes, incluso, los más diestros en este tema indican que existen especies muy venenosa en la zona.

Pero existe otro grupo de serpientes, de las cuales sí se sabe mucho,  se creen lo más estudiado de la política de aquella noble ciudad de corazón conservador.

La serpiente mayor viste de negro, tiene incontables negocios, perdón corrijo, ha realizado a la sombra de las trampas incontables negocios, ha participado en la quiebra de dos entidades bancarias, y lavado de dinero a partir de una inversora.

Tiene hijos, pero los oculta, no es que sea malo procrearlos, solo, que bajo su sotana, no le está permitido, esto por principios de El Vaticano.

Ha sido un destacado dirigente de oposición, se reúne en una estancia con inmunidad diplomática, desde allí desarrolla con su partido político toda clase de felonías y argucias desestabilizadoras. Aprovecha cualquier oportunidad noticiosa para blasfemar.

Sin respeto por quienes no teniendo un lugar donde recostar el hambre y la esperanza, les camina con pasos de quien pudientemente desprecia a los pobres.

Su mesa está llena de manjares, exquisiteces, mesoneros y chefs, se trasporta en sus vehículos último modelo, vive en suntuosas apartamentos, y desata su vagabundería en sus casas de reposo en los páramos merideños.

Convoca a la oposición, solo lo mas graneado, ex rectores, ex diputados, ex gobernadores, así, como a miembros que dirigen la Máxima Casa de Estudios, a los cuales en Mérida por tradición histórica se les conoce con la venia de Autoridades Universitarias, el Consejo Universitario de la Universidad de Los Andes, Rector, Vice Rectores, Secretario, Decanos, y otros representantes que se esconden por allí, beneficiándose del derroche universitario.

Algunos le dicen el cóndor y águila negra, su estrategia es hilar fino, envuelve en oro, cose estratégicamente, recibe recursos desde el exterior, le financian iglesias de varias partes del mundo, entre esas, algunas colombianas.

Coordina, alienta, realiza innumerables llamadas, sus guardaespaldas hacen el trabajo sucio, aguardan agazapados poder realizarle un atentado a un polémico y versado escritor, quien se atreve a denunciarlo a cada rato, entre otras cosas, por los hijos que tiene escondidos.

Es la serpiente mayor, otras víboras le acompañan, visten trajeados, perfumados, forman parte de la rancia merideñidad.

Esta serpiente se arrastra sigilosa, se reúne con sus pérfidos amigos, anda en una camioneta que le regaló la Lotería del Táchira, esconde a reconocidos prófugos de la justicia, se aprovecha de su alta investidura para sacarlos escondidos desde los páramos.

Recibe dineros del narcotráfico y su relación con paramilitares va en aumento. La serpiente viaja en avionetas privadas a Europa y Estados Unidos, se reúne y contacta espinosos enemigos que operan contra nuestro país.

Su fortuna se estima en varios millardos, hizo oscuros negocios con la Televisora Andina de Mérida, con el Diario El Vigilante y con un par de emisoras FM, hasta que vendió todos estos medios, quedándole jugosas ganancias.

Saqueó y envió a sus escoltas a destruir una modesta casa ubicada en la urbanización Los Sauzales, contra un humilde grupo de Hermanas, Monjas, a quienes logró cerrarle su casa, esta permanece en una especie de clausura desde hace unos catorce años.

Los verdaderos revolucionarios, saben que este ser es un enemigo de esta revolución, el cual apuesta entre otras cosas, al magnicidio. Ningún verdadero revolucionario caería en el embobamiento que ejecuta esta serpiente, los revolucionarios verdaderos saben su estrategia.

Su veneno es comparado al de las mapanares, peligrosa serpiente que se encuentra en las zonas bajas del estado Mérida, de bajo actuar, se mueve con los más infames personajes, comprometidos en planificar las próximas acciones desestabilizadoras.

Quien se atreva a rodearle, comulgar con su sotana, inclinarse ante su casulla, besarle su anillo, inclinarse ante su bonete, admirarle su báculo y bendecirse con su estola, acariciarle el solideo, ayudarle a colocar su alba, y justiciar su cercanía, sin duda, es parte de los huevos podridos de la serpiente.

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