El bonzo Petrolero. Por Miguel A. Jaimes N.

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Domingo, 08/12/2013 01:57 AM

Campo Boscán

El Bonzo es inmolarse. Suicidarse vertiéndose por lo general gasolina, encendiendo el último cerrillo en la vida de un ser humano, Prenderse en llamas frente a un impávido público, sucede como la más dura forma de protesta, desobediencia civil, cuando los motivos políticos llegan al final de la desesperación, ira y atropello.

El trágico concepto se inició tras el embate de sacrificios en monjes budistas durante la ocupación de la Península Indochina: Birmania, Camboya, Laos, Tailandia y Vietnam.

Thich Quang Duc, joven vietnamita, fue el primero en hacerlo, todo sucedió sobre los pisos de una céntrica zona de la ex Saigón, era once del mes siete de mil novecientos sesenta y tres.

Era monje y se mantuvo incólume mientras las llamas devoraban su dermis con trapos que caían consumidos en silencio. Hasta su final, murió sin mostrar señal alguna que advirtiera dolor. A partir de allí, muchos tomarían el cruel método político de protesta en todos los países de los cinco continentes.

Desde ese momento y sin detenerse hasta nuestros días, esos serían los resultados que acompañarían la desesperación de seres humanos abatidos por graves violaciones de sus derechos humanos ante Estados imperialistas, usurpadores, represivos y violadores de una calma diaria que nunca más volvería a florecer.

Tras la muerte de Thich Quang Duc y de acuerdo con su usanza los compañeros de su comunidad con dolor recogieron sus ardidos restos incinerados, pero su corazón permaneció intacto, por esto fue considerado sagrado, siendo guardado su núcleo en el Banco Nacional de Vietnam.

Hoy, asistimos al Bonzo automático en contra de las principales reservas mundiales de crudo, el dolor causado a millones de seres no se detendrá por lo que hará de este un mundo más sombrío, apartado y lúgubre, todo mientras se dan las más arduas batallas que ignorarán la integración bajo este vital recurso de máximo valor geoestratégico y geopolítico.

159 litros por barril es la razón y la conciencia del venezolano no debe perderse a pesar de los miles de millones de tinas rebosadas en crudo  que tenemos en el subsuelo. El análisis que voy a presentarles nace de la historia política, cultural, social, ideológica y común del habitante que vio cómo sus sueños se iban, dentro de un país que todo lo siguen importando y nada le importa de lo perdido o gastado, pues descubrimos que recibíamos miles de millones de dólares mientras desconocíamos que éramos un país petrolero. Mientras el resto del mundo fallece tras largos años de guerras por el control de su más preciado recurso: el petróleo.

Venezuela: habitantes y gobierno deberían estar conscientes del gran papel por interpretar en la construcción de la nueva nación petrolera del siglo XXI. Pudiéramos sentirnos engalanados del valor histórico de ser la posible primera revolución de una Nueva era petrolera, todo dentro del muy importante, confluido y refundido espacio de la actual y velada política mundial. Aquí, partiendo de los recientes anuncios de esta década de los anillos y arcos energéticos, nace un reciente concepto geopolítico de seguridad nacional interregional.

Las preguntas saltan: ¿Es necesaria la configuración de una nueva curva o abrazadera petrolero internacional? ¿Va la Pentagonizacion, tras el control de los recursos naturales y minerales del planeta? ¿Tenemos que prepararnos ante las amenazas que puedan afectar el nuevo proceso político interregional? ¿Vienen tras la revolución energética o contra la primera reserva petrolera del globo? ¿Somos un país petrolero o seguimos siendo rentista?

Las nuevas relaciones geográficas, geopolíticas, geogerenciales, geoestratégicas y de seguridad y defensa, representan novedosas premisas para el tema de la integración y las nuevas alianzas de corresponsabilidad hacia países cercanos, orientan la apertura hacia nuevos mercados que teníamos abandonados, todo a partir de una gran fortaleza: Venezuela es el país que menos alianzas necesita para obtener petróleo y es quien más las promueve.

El fortalecimiento e intercambio de crudo a partir de cuotas demandadas, sitúa una política energética menos orientada hacia quienes necesitan ayuda y cooperación especializada, con respecto a las materias primas requeridas por aquellos que no poseen recursos y sus demandas los exceden.

La gula consumidora puede llenar de angustias los sentires básicos de pobladores que durante años fueron sometidos y ven hoy, en un nuevo pensamiento petrolero, el control de nacientes mercados. Pero sin perderse de vista lo que ha significado en cercanas y lejanas latitudes el futuro de miles por el control de sus reservas petroleras.

*Del libro: EL BONZO PETROLERO (Por publicar)

Autor: Miguel A. Jaimes N. – Experto petrolero

Trabajo especial para Diario Frontera.

Diciembre, 7 de 2013

Skipe: migueljaimes70

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