Al fin salió la verdad en el caso contra el Cacique Sabino Izarra. Por Miguel A. Jaimes N.

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Jueves, 16/06/2011 01:02 PM

Inculpable

INCULPABLE, vaya término. El domingo doce de junio de este año dos mil once se reunieron en la comunidad Tukuko, los caciques de la Sierra de Perijá (estado Zulia) para determinar las responsabilidades por las cuales los tribunales civiles la habían emprendido en contra del Cacique Yukpa Sabino Izarra desde su detención en octubre del año dos mil nueve, hasta mayo del dos mil once.

Paralelamente los tribunales civiles terminaban el juicio contra el Cacique Sabino Izarra, donde fue declarado INCULPABLE por los delitos de homicidio calificado que le habían imputado, es decir, Sabino tuvo que permanecer detenido de inmunda en inmunda celda, acusado por ocho fiscales del Ministerio Público, todo por espacio de veinte meses (600 días) para que sus acusadores determinaran que es INOCENTE.

Lo mismo determinaron todos los caciques de su tribu o comunidad; demostrándose con hechos que este sembrado juicio debió dirimirse desde un principio dentro de sus leyes y no como los tribunales, CICPC y Fiscalía lo decidieron, violando de esta manera nuestra Constitución y agrediendo una vez más a nuestros originarios.

¿Qué deben estar razonando en estos momentos los indígenas de toda la nación ante esta decisión? ¿Qué deben sentir hacia los órganos de justicia del país? Como sería bueno que los responsables de este cobarde juicio fueran y les preguntaran.

El tribunal que terminó de decidir su causa, resolvió dictar una decisión para que no quedara la menor duda que Sabino es inocente: INCULPABLE. Nuestros jueces, responsables de dictaminar sentencias se equivocaron una vez más, nadie se responsabilizará por la detención de este Cacique desde el dos mil nueve hasta el dos mil once, y ahora estos abogados con esos conceptos jurídicos, lanzados a última hora, intentan sorprender hasta al más pintado. Y esto es exactamente lo que sucedió en la decisión final tribunalicia, donde se exime de toda culpa al Cacique de la Sierra de Perijá, Sabino Romero Izarra.

Es decir, sucedió lo que cientos de individualidades, colectivos y equipos por la defensa de los derechos humanos de Sabino Izarra, habíamos advertido: la detención del Cacique, junto a otros miembros de su tribu fue inconstitucional, ilegal, vengativa, y sobre todo, anti ética de una República que se llame Socialista, con un cuerpo de leyes revolucionarias y de avanzada.

Más aún, situándonos dentro de un proceso cultural, político y jurídico, inscrito en los perfiles del bolivarianismo, el socialismo y el humanismo, dirigido a defender a los más desfavorecidos.

Pero la responsabilidad está en los ocho Fiscales del Ministerio Publico y jueces que acusaron en este caso; también en los funcionarios del CICPC encargados de recolectar las supuestas “evidencias”, entre todos ellos, una vez más, montaron una trama más. Como los indígenas no tienen los millones que están acostumbrados a pedir, pues tuvieron que quedarse presos.

Igual responsabilidad tienen “algunos” altos funcionarios del Estado, quienes de forma irresponsable veían que la detención de Sabino era ilegal, pero no hicieron nada por detener este nuevo abuso del poder institucional.

Pero aún así, la lucha seguirá en la Sierra de Perijá, puesto que la misma se realiza contra la confiscación de sus tierras que históricamente les pertenecen a las comunidades indígenas establecidas allí desde hace muchos siglos.

La lucha no es exactamente como quiere hacerse ver, que es de los poderosos terratenientes y sicarios que pagaron millones pon infelices decisiones que ocultan la realidad indígena, y ante lo cual, algunos funcionarios del Estado se arrodillaron, por su poder y entre todos decidieron encarcelar por unos años al Cacique que los ponía en aprietos, pues sus reclamos tenían que ser decididos inmediatamente y concluyeron que mejor era enfriar la indetenible sentencia.

Los ciudadanos indefensos necesitan que se les escuchen ante las decisiones amañadas y viciadas del Ministerio Público y de los tribunales, sobre todo en los emblemáticos casos donde imperan elementos históricos y de convicción social.

Es terrible aceptar que unos pocos mafiosos decidan la suerte de la nación y que estos arrastren a nuestras instituciones a enfrentar casos jurídicos apartados de cualquier verdad o hechos improbables.

Nadie se atreve a preguntarse después del inicio de estos injustos juicios, inscritos dentro de la venganza social, cuanto le costó esto al Estado y a la credibilidad del Presidente Chávez.

Verdaderas simulaciones de hechos punibles, calumniadores, difamadores y mentirosos, quienes con bastante regularidad ven en la venganza diaria el poner a unos contra otros. Siendo siempre las principales víctimas los verdaderos revolucionarios. Y los verdaderos culpables, agazapados, al acecho, siguen fabricando expedientes contra el próximo luchador que se atreva a sacar su cara.

La impunidad y la injusticia nos está matando…

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http://www.aporrea.org/actualidad/a125180.html

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