Ajedrez Petrolero. Por Miguel A. Jaimes N.

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Lunes, 15/09/2014 10:09 AM

Campo Boscán

El análisis del tema petrolero estará eternamente marcado por las futuras decisiones que los gobiernos del mundo, países y regiones tomarán en las negociaciones de importación y exportación de los hidrocarburos, vistas como principalísima condición en sus implicaciones de seguridad y defensa, escenarios más la nueva valorización de áreas geopolíticas y geoestratégicas.

Esto se enfrenta a los existentes conflictos aparte del petróleo está el agua, los carteles de la madera en Liberia, los diamantes en Guinea Bissau por lo cual derrocaron y asesinaron a su presidente el 2 de marzo del 2009. Rodo esto encubre el mantenimiento de actores políticos y gobiernos parciales.

Pero de esos los espacios geográficos alejados del poder en Washington D.C., no se descansa en el diseño de estrategias militares, el fin es estar constantemente, en el juego por la toma de nuevos escenarios que contengan hidrocarburos.

Teniendo en cuenta la existencia de importantes reservas de petróleo y gas natural tanto en Venezuela como en la región del Caspio, la administración estadounidense ha decidido que en su momento buena parte de esta energía debe canalizarse hacia Occidente.

Por eso el recurso petrolero es el principal detonante de los conflictos activos en las regiones como Irak, Líbano, Palestina, Bolivia, Kazajstán, Kirguizistán, Uzbekistán y Venezuela.

Las áreas cercanas a estos conflictos rozan la realidad de nuestro país, sus movimientos de inestabilidad e intervención han conllevado a fluctuación de sus controles en seguridad y defensa sobre espacios geopolíticos estratégicos, correspondiendo con ello a una importante zona de despliegue de sucesivos conflictos.

En lo que respecta a la estabilidad de las regiones el objetivo debería consistir en fomentar progreso en los diferentes países implicados, aquí es donde impactaría la actuación de los dirigentes locales para demostrar cómo sus naciones poseedores de importantes materias primas, la intervención procedente del exterior en contra de sus gobiernos puede evitarse, todo en la medida que se acepte la producción de importante materia prima en costos justos.

Esta realidad no se aparta fácilmente de las crisis regionales, y en el caso venezolano apuesta hacia promociones de intercambio y retribución de ganancias al crear una zona en el Océano Atlántico (El Caribe) que sirva de resguardo y bloque de poder parcial, en disposición de apoyarse mutuamente, tomando decisiones conjuntas, en el caso de llegar a enfrentar una futura crisis regional, esta propuesta que lleva por nombre, precisamente, Petrocaribe.

Esta es un área geográfica de un círculo semicerrado, una especie de mar marginal, debido a sus condiciones determinadas por el marco de islas que lo circunscriben. Más del 75% de su área está separada del océano abierto por masas continentales e insulares, y a un lado se encuentran una serie de islas ubicadas con gran regularidad hacia el Mar Atlántico.

Por otra parte, el financiamiento estructurado por el Departamento de Comercio de los Estados Unidos de Norteamérica acompañado de otros organismos federales, han motivado a compañías de suelo estadounidense a la explotación de estas zonas, con el ingrediente de justificar, para el área, un escenario fabricado en base a elementos manipuladores como el terrorismo, tema de moda. De esta manera, la región del Caribe se mueve en dos marcados ejes: el primero consistiría en seguir desarrollando su futuro dentro de la propuesta liberal, implicando el libre mercado, y el segundo integrarse dentro de un nuevo concepto de unificación donde sus áreas representen acuerdos que logren cumplir con la cuota diaria de consumo.

La humanidad, en toda su historia, ha lidiado en dos escenarios: el primero representa la alternativa de optar por un cambio de estructura, que implica la lucha de clases entre débiles y explotadores, conllevando la lucha, en su aspecto liberador, a procesos revolucionarios contra dictaduras, reales o virtuales, de ultraderecha. El segundo escenario viene dado por los recursos energéticos. El petróleo ha dado al traste con gobiernos progresistas, fomentando, directa o indirectamente, revoluciones identificadas contra esa ultraderecha política por medio de golpes de Estado, dictaduras y magnicidios.

El petróleo ha motivado conflictos, ha estructurado nuevos espacios geopolíticos, nuevas estrategias de seguridad y defensa, es decir, que ningún recurso ha originado cambios tan precipitados como el mismo. Así, la lucha por el control de este recurso viene dada desde finales de mil ochocientos, prosiguiendo durante todo el siglo veinte y aparentando que va a continuar operando con más fuerza aún en este siglo XXI. Otros rubros como la madera, las materias primas y/o los minerales, se los llevan por delante las ansias del control y la cantidad de recursos originados por la comercialización petrolera. Hasta ahora, en la historia humana, ningún material fósil había llegado a proporcionar tanto poder y dinero como el control de los hidrocarburos, ni siquiera lo representado en el ajedrez de las actuales economías de guerra.

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http://www.aporrea.org/energia/a194956.html

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