Mali. Por Miguel A. Jaimes N.
Domingo, 17/03/2013 06:49 AM
Lo que pasa en Mali sirve primeramente a Israel y en segundo lugar aguarda los mejores terrenos para que Francia pueda seguir extrayendo materia prima para su desarrollo militar y continúen con su presencia en toda áfrica. Todo es igual que ayer, varios países se liberaron tras cruentas guerras civiles, pero la derrota Bastilla aún no lo asimila.
Israel intenta no perderse las jugadas maestras claves tras los bombardeos ya planificados contra Siria e Irán. Al sionismo le sobra dinero y tecnología militar para no invitar a ninguna mesa de negociación. Intentarán por todos los medios posibles detener el temor que le tienen a la mayor sublevación árabe para reagrupar los nuevos intereses a su favor.
Israel sabe del abuso islamista los cuales están haciendo el trabajo sucio en Mali, pero muchos juegan a que los daños colaterales del silencio hagan mella en las relaciones de esta apartada nación la cual intentan rescatar y ponerla al servicio francés.
El chantaje israelita es pretencioso, intentan seguir rompiendo relaciones con algunos países, iniciado para la próxima guerra levantada por el sionismo las capitulaciones de algunos, amenazan a sus más temidos intereses.
Las diferentes conferencias como la sucedida en El Cairo prefieren la intervención francesa antes que Mali quede dividida en facciones terroristas, combatientes que son aprovechados, pero saben que tendrán que ser desechables.
Las agresiones de Israel como país alborotador está cambiando la circunferencia geopolítica del arco de la crisis trasladando inmensos males hacia África. Su triunfo en guerras le permiten recuperar extensiones de territorio, ¿entonces que busca? simple, llegar a ser un país de gran extensión territorial, temido, grande y que logre influenciar las nuevas políticas de toda la región.
Su intervención en la cuenta del Nilo pone en jaque mate a países como Egipto y al dividido Sudan, quienes son los primeros amenazados después del anuncio de construcción de varias presas, así paga Israel a quien un día fue su archí aliado el General Mubarak.
Y todo sucede mientras la lamentable posición oficial árabe es de una debilidad sin precedentes. Esto ofrece una oportunidad muy favorable para la infiltración israelí en el continente africano.