Objetivo Siria. Por Miguel A. Jaimes N.
Sábado, 02/02/2013 06:27 AM
Los recientes movimientos están oteando los últimos vestigios que podrían llevar al derrocamiento del régimen legítimo de Bashar Al Assad como presidente de la república Siria. Las últimas declaraciones del Primer ministro ruso Dmitri Medvedev acaban de demostrar que toda acción internacional mantiene su precio y que la defensa del mismo está por interrumpirse más prontamente de lo que la conciencia occidental pueda tristemente llegar a imaginárselo y el resto alcanzar a celebrarlo.
“Los errores de Bashar han sido graves”, estas han sido sus palabras, quizás advirtiéndoles que hubiese sido mejor haber llegado a pactar con la oposición de aquella nación del Medio Oriente que combatirlos ferozmente.
Oposición que si ha logrado negociar con la franquicia de mercenarios más grande del planeta, la reunida alrededor del Golfo Pérsico: las petromonarquías. Esta inmunidad extraterritorial les ha dado el vulgar derecho de participar con mercenarios de 25 nacionalidades distintas. Hombres asesinando a merced de un sueldo diario.
Pero la cosa no acaba allí. Israel aprovechando el caos ya hace bombardeos con sus súper cazas de combate y han ido a destruir un centro de investigación de armas muy cercana a la capital Damasco.
Los muertos ascienden en estos casi dos años de conflicto cercanos a unos 130.000 combatientes, población civil e indefensa, más otro importante número de mercenarios a sueldo.
Toda la vulgaridad internacional reunida tras una cuota en la Organización de Naciones Unidas chantajea, avala y da vistos buenos para que la cofradía arrepentida de sicarios mundiales sean capaces de justificar cualquier acción fuera del alcance de las extraviadas leyes internacionales, las cuales no logran justificar las constantes arremetidas de invasiones, magnicidios, envenenamientos y amputaciones de pies y manos de pobladores que hoy son de Siria, ayer fueron de Libia, anteayer de Irak y mañana serán de Irán y posible y prontamente de Venezuela.
Todo por el tema del petróleo barato para las apetencias de las 50 economías que tratan por todos los medios de mantener su absurdo estatus internacional.