98 diputados. Por Miguel A. Jaimes N.

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Lunes, 27/09/2010 08:24 PM

La oposición venezolana ha sido tan tramposa en todos los procesos electorales que creo durante la cuarta república, que ahora no logra creer como puede existir una trasparencia y honor desbordado en este tema, desde el gobierno presidido por Hugo Chávez.

La toleteada oposición dejo de ser un partido fuerte y único, aun cuando en la mayoría de los estados ganan los opositores con la mayoría de los votos de AD y Copei. ¿Resurgen, se mantienen, reviven?

La cultura política electoral fue durante décadas tan falsa, escurridiza, experta en montar y sostener cualquier candidato a como fuera lugar que no escatimaban en sorprender con maletines llenos de dinero, o simplemente exigirle a sus representantes del entonces Consejo Nacional Electoral que favor con favor se pagaba.

Y así, convalidaban cualquier porquería en cada elección nacional. Nada detenía el gran poder electoral emprendido en cada una de las maniobras sobre todo por Acción Democrática.

Nosotros podríamos sentir que el mandatario nacional arriesga en cada proceso electoral los espacios de la revolución, Ciertamente, cada punto que gana la oposición dentro de la revolución nos sorprende, arriesgamos lo que nos ha tocado conquistar.

Nos confiamos de muchos empleados públicos, sobre todos con los de PDVSA, votos muy importantes en algunos estados como el Zulia, quienes desde hace varios procesos atrás, vienen votando en contra de los candidatos de la revolución. Igual situación sucede en el Táchira, pero esta vez con el papel que juegan algunas alcaldías bolivarianas, quienes al parecer no montan sus maquinarias por varias razones.

La primera de estas por desavenencias con el candidato elegido desde las bases del PSUV y en el peor de los casos porque en su gestión se olvidaron de las necesidades y requerimientos del pueblo.

Pero tenemos noventa y ocho diputados y eso emprende una manera distinta de hacer política desde el fiel concepto bolivariano, desde la trasparencia de las instituciones y sobre todo el hacer equipo.

Hacer equipo no es un aforismo, de hecho ni lo subrayo o lo coloco en negritas, estas trajinadas palabras deben ser la nueva política desde la Asamblea Nacional hacia los Estados.

Y no para seguir montando tribus o guetos, muy al contrario, aún estamos en el triunfo y en el avance de la revolución profunda, debemos ver el país con la más importante fortaleza para iniciar en algunos Estados el fortalecimiento y creación verdadera de la revolución.

¡De nosotros depende!

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