Las marcha de los fieles

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Por: Miguel A. Jaimes N. – M sc. Ciencias

Sábado, 01/05/2010 11:29 AM

Los fieles tienen más de cien años marchando desde aquel Chicago estadounidense de 1885, algunos recordaran viejos marchando junto a jóvenes conversando como recuperar la patria con estos tiempos de revolución, será una de las premisas.

Aun suenan las cuerdas de la tristeza, aun se sienten los días arduos, hoy los sueños no son distintos al ayer, hoy solo marcharan los de cuero duro, estarán los que no les importe el sol, lluvia y miles de pasos.

Mayo, marcha con los trabajadores, partida, ida, camino, viaje, jornada, recorrido, expedición, paseo.

Los indígenas marcharan para más nunca volver al pasado, irán a un lado de los Caciques liberados, Sabino Romero Izarra de la comunidad de Chaktapa de la Sierra de Perijá, junto a Alexander Fernández Fernández, miembro del pueblo Wayúu, y Olegario Romero de la comunidad de Guamo Pamocha en el Estado Zulia.

Caminaran los que esperan romper el silencio de la corrupción en la Universidad Central de Venezuela, viendo a tristes emisarios del pasado defendiendo unas “Autoridades Universitarias” dueñas de la corrupción, arropadas por las voces del pasado desierto delirante.

Mayo no dejara de transitar por meses, quizás años, pidiendo la libertad del humilde estudiante luchador, Sanguino, quien defendiendo las instalaciones de la Universidad Bolivariana de Venezuela de la peor guarimba del diciembre pasado, hoy, esta injustamente preso en el Departamento de Procesados Militares del tenebroso Centro penitenciario de Occidente en el Estado Táchira.

Aquí sigue igual el Mayo francés, gritando seamos realistas pidamos lo imposible, es una salida.

Solo Mayo será el inicio de quienes acusando ventajismos y dando bofetadas contra verdaderos revolucionarios, verán su fin, quienes dentro de la locura opositora, hoy quieren marcarse como líderes de izquierda, defendiendo con vulgar palabra la creencia absurda de que la verdad sigue en poder de ellos.

Evaristo seguirá en marcha por la fría ciudad, con ropa olvidada convertida en harapos sucios, larga cabellera y comiendo sopeteada comida, viéndolo junto al dolor de quienes aún andan descalzos.

El Presidente seguirá conduciendo caminos, queriéndoles decir a los olvidados que separen los momentos tristes del dolor, que las grandes rejas se abren, que aquí no hay despedida, que levanten al caído, que Mayo apenas comienza a marchar…

http://www.aporrea.org/trabajadores/a99869.html

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