Yumare nunca descansará en paz

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Por: Miguel A. Jaimes N. (*) – M sc. Ciencias Políticas

Martes, 12/05/2009 03:24 PM

No son cualquiera los muertos es al pueblo venezolano al que mataron y mientras la impunidad siga la muerte continuara su ronda. En estas dolorosas líneas dedicadas a la memoria de los compañeros caídos un trágico inicio de semana en Mayo de 1986 donde en pleno gobierno de Jaime Lusinchi con la destacada actuación de un grupo elite de asesinos comandados desde la DISIP y por López Sisco, eran el brazo ejecutor del sicariato político, encomendado por los gobiernos de esa trágica hora.

Sus actuaciones homicidas no pararon y de la masacre de Yumare en el Estado Yaracuy  pasaron al desarrollo de la masacre de El Amparo en El Nula venezolano, todas sus ejecuciones fueron selectivas y encomendadas por los Ministros de Relaciones Interiores de la época, desde la Esquina de Carmelitas en Caracas operaba un grupo de inteligencia que le hacia seguimiento a los lideres mas destacados, entonces creaban el escenario para ordenarle a la DISIP callar su voz. Son muchos los compañeros que hoy aun no se sabe donde están, desaparecieron en manos de estos mal llamados funcionarios y nadie volvió a verles.

Muchas son las lunas tristes y los soles opacos desde la aciaga noticia que señalara la furia con que fueron ajusticiados nueve inocentes que fueron sorprendidos en la lectura y en la amistad, como la tarea mas sublime del hombre sobre la tierra.

La masacre de Yumare se ejecuto por orden de la DISIP, esta acción correspondió a un claro acuerdo con militares de entonces, deseosos de reactivar el tenebroso Teatro de Operaciones numero cinco de Yumare, el famoso TO-5. Este lúgubre escenario sirvió para torturar hasta la locura y la muerte a guerrilleros cazados durante las sombrías décadas de los años setenta.

Los cuerpos de los combatientes guerrilleros eran lanzados aún vivos desde lo alto de helicópteros sobre terrenos de esta base militar, una de las áreas donde cayeron posteriormente fue asfaltada como pista de aterrizaje. Dejando debajo del petróleo comprimido los cuerpos de inocentes luchadores. Y es que la activación de este teatro de operaciones se justificó con esta arreglada acción desvergonzadamente pedida como un favor a la Disip por parte de los altos mandos militares de entonces.

Fue tan vil la ejecución y se esparcieron tal cantidad de proyectiles que el hoy prófugo de la justicia venezolana, el asesino de la DISIP López Sisco,  fue herido por las balas lanzadas despavoridamente por otro de sus funcionarios.

Este fue la misma operación que realizaron para justificar la creación del Fuerte Yaruro en el Estado Apure, como no le aprobaban los dineros, entonces organizaron la masacre de El Amparo, igualmente en el gobierno de Jaime lusinchi y así siguió hasta bien entrado el gobierno de Carlos Andrés Pérez la actuación de López Sisco.

Posteriormente, este homicida sacado de este cuerpo pero no enjuiciado, fueron los mismos que le dieron la orden a una de sus comandos para fusilar vilmente cuando yacía herido y tendido en el suelo del Palacio de Miraflores uno de los militares sublevados en el amanecer del 4 de febrero de 1992.

Posteriormente y como en este país no quiere haber justicia y reina la impunidad, López Sisco siguió su impune actuación, participando activamente en los destrozos a los vehículos y en el asalto a la Embajada de la Republica de Cuba en los hechos del golpe de estado contra el Presidente Hugo Chávez, luego paso a ser asesor de seguridad del exgobernador del Estado Zulia Manuel Rosales, hasta que se exilio en El Salvador y el pote de humo ese llamado la INTERPOL aún no ha “podido capturarle”.

A los cuerpos de los dignos caídos les destrozados sus órganos, les desfiguraron sus rostros, a Dilia Antonia Rojas le descuajaron sus senos a machetazos, fueron sometidos al suplicio con horrendas torturas, luego simularon un enfrentamiento armado y los ejecutaron uno a uno. Su familia, el país, la nación reclama y exigen justicia, sus cuerpos aún tibios están.

Por la memoria y el respeto de Dilia Antonia Rojas, Alfredo Caicedo Castillo, Simón José Romero Madriz, Ronald José Morao Salgado, Rafael Ramón Quevedo Infante, Nelson Martín Castellano Díaz, José Rosendo Silva Medina, Luís Rafael Guzmán Green y Pedro Pablo Jiménez García. Por ellos, este país aún espera que  los Fiscales del Ministerio Público y Jueces de la República se dignen en llevar a la cárcel a los responsables de tamaña masacre. Habrá que recordarles cada vez más duro a estos funcionarios que en nuestra carta magna los crímenes de lesa humanidad no prescriben.

Muchas cosas aún no nos podemos explicar: la primera de ellas ¿Por qué aún existe ese oscuro cuerpo policial? cuyos colores son los mismos, el amarillo y el negro del cuerpo político ese de ultraderecha llamado; Primero Justicia.

Los funcionarios de la Disip fueron amaestrados por el Mosat israelí, degollaban en sus entrenamientos a palestinos aún vivos, les enseñaron todas las prácticas de torturas. Son los mismos que robaron y desaparecieron la camioneta toyota samurai que le prestaron al presidente Chávez cuando recorría el país al salir de la cárcel de Yare.

Como dicen los viejos son cosas que no se entienden los diablos con los cristianos juntos. La historia política de nuestro país ha sido muy triste, siempre ha estado marcada con hechos muy oscuros, aún faltan por abrir muchas fosas, no debemos olvidar a todos los injustamente perseguidos que encontraron en la muerte el sueño que hoy nosotros construimos.

Nunca olvidemos que tenemos este proceso de cambio por la motivación constante de quienes vieron en la lucha armada la salida cuando no había otra salida, posteriormente siguieron de manera desigual en la lucha política, nunca olvidemos los estudiantes vilmente asesinados por los gobiernos de AD y COPEI, nunca olvidemos a los cientos de campesinos, dirigentes, trabajadores, luchadores que hoy aún prefieren ofrendar sus vidas que aceptar nuevamente que la pavura del pasado vuelva a gobernarnos.

Honor y gloria a los caídos, horror a la oligarquía, vivos aún están los que son recordados con una cara feliz en los diviesos tiempos de la vida y muertos están los que aún hoy vivos mantienen en sus almas el recuerdo de haber sido torturadores y asesinos.

DESCANSEN EN GUERRA. NO HABRA PAZ MIENTRAS SE SIGA PRACTICANDO LA MALDITA IMPUNIDAD E INJUSTICIA….
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http://www.aporrea.org/ddhh/a77666.html

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