Yemen (II)

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Por: Miguel A. Jaimes N. – M sc. Ciencias

Domingo, 07/03/2010 01:04 PM

Yemen está en la antesala de ser una nación dividida, los grupos que operan por su separación impulsan la estrategia de balcanizar aquella recién reunificada nación, sin ningún descanso desarrollan abiertamente operaciones simultaneas, buscan fragmentar para quedarse con los grandes yacimientos de petróleo.

Para esto, primeramente utilizan aspectos sensibles como el teológico, encontrándose la parte geográfica del norte inundada por chiitas y sunitas, aprovechan esta clara influencia en fomentar las divisiones del pasado, nuevamente irreconciliables. Los primeros son apoyados por Irán, mientras que los segundos los alientan poderosas naciones, Arabia Saudita, Jordania y los Emiratos Árabes Unidos.

El segundo conflicto subyace en claros grupos separatistas interesados en quedarse con la zona sur de aquel pobre país, área llena de petróleo, los objetivos son la isla de Socotra y el controvertido estrecho de Bab Al-Mandab, conocido punto de estrangulamiento, compartiendo por el frente de Yemen, a Somalia, principal característica, navegación diaria de tres millones y medio de crudo. Los países más interesados saben que si se da su bloqueo el valor del petróleo aumentaría, y esta vez será por encima de los ciento setenta dólares por barril.

El tercer y más controvertido punto de estos levantamientos es controlado por las amenazas de los jihadistas-salafistas, supuestos miembros de Al-Qaeda, claros miembros de la Central de Inteligencia Americana, (Al-CIA) estos saben que no existen más de doscientos pretendidos de estos terroristas , por lo tanto, no sin ninguna amenaza, pero el desenfreno estadounidense los infla de propaganda extremista.

La línea del conflicto ha logrado activarse en un gigante espacio geopolítico, desde el Cuerno de África (Somalia, Kenia, Etiopía, Yibuti, Eritrea y la costa de Sudán en el Mar Rojo), pasando por toda la Península Arábiga (primordialmente Arabia Saudita y Omán) hasta el norte del Golfo Pérsico (Irán, Kuwait e Irak)

Desde 1979 (coincidentemente fecha de la revolución chiíta iraní), el teórico fundamentalista israelí británico Bernard Lewis, lanzó el concepto del “arco de la crisis”, el cual nace en el subcontinente indio, pasando por el Medio Oriente, llegando al Cuerno de África.

Cabe señalar que el estado de salud mental del israelí-británico Bernard Lewis, deja mucho que desear, aseguró hace algunos años que en una fecha específica Irán lanzaría sus bombas nucleares (que no posee) contra Israel (lo cual tampoco sucedió).

El “arco de la crisis” confesión propia de los obscenos actos de sus teóricos los israelitas, mas Estados Unidos y su vieja aliada, Gran Bretaña, lo impulsan para controlar el ochenta por ciento de los hidrocarburos del planeta, sin escaparse Venezuela.

El meollo del incendiado “arco de la crisis” esta tras la desestabilización de Irán, segunda reserva de gas en el mundo, exquisitamente ubicado en las famosas reservas del Mar Caspio, también compartidas con China, tercera reserva de hidrocarburos del planeta, allí se encuentran las cuartas partes de las reservas del mundo, estando hoy integradas por las repúblicas exsoviéticas, separadas hábilmente después del derrumbe socialista, igual auspiciado por la administración de EE.UU para aquel momento en que el mundo se movió y estiro más de lo esperado, quizás de lo acostumbrado.

El Golfo Pérsico es otro de los temidos “puntos del estrangulamiento” por esta zona geográfica y de importancia geopolítica y geoestratégica transitan diariamente el cuarenta por ciento del petróleo mundial, dirigido primordialmente al noreste asiático: China, Japón y Sud-Corea, compartiendo las fronteras incandescentes de Afganistán, Pakistán, mas Irak.

El “arco de la crisis”, lleva activado treinta años, objetivo central, control de sus hidrocarburos, esto trae en sus estrategias desinflar al recién temible millonario rival, China.

Esto nos lleva a afirmar que asistimos a una genuina “guerra geoenergética” entre Estados Unidos y China, dos de los principales consumidores y altos contaminadores del mundo.

Pero controlar los hidrocarburos del “arco de la crisis” principalmente por Estados Unidos y sus aliados de Gran Bretaña e Israel, significa la posesión geográfica de aquellos enclaves petroleros, quedarse con la exploración hasta su producción, impedir que China consiga acceso, o el libre tránsito para su abastecimiento desde los “puntos de estrangulamiento” del Estrecho de Bal Al-Mandab, el Golfo Pérsico y el Estrecho de Málaca, mas Yemen, país al cual pretenden fracturar, ubicado entre Malasia e Indonesia al cual accidentalmente Al-Qaeda bautizo como su “segundo frente”.

Frente a estos colosales obstáculos creados en los “mares calientes” básicamente del Océano Índico y en sus “estrechos” geográficos de los puntos de estrangulamiento, China ha optado por buscar otras fuentes alternas, primordialmente en Asia Central, firmando contratos de abastecimiento con Turkmenistán, Kazajstán y Uzbekistán, no se diga con el “Lejano Oriente Ruso”, no obstante sin dejar por fuera al África, Brasil y Venezuela.

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