Siria post ofensiva. Por Miguel A. Jaimes N.

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Martes, 14/01/2014 06:54 AM 

La mayor guerra de intervención y la sobrevivencia de miles hacen del sostenimiento político de la República Siria un verdadero milagro. Damasco está inmersa en el corazón de los conflictos del Medio oriente. Para los fines de año la temperatura desciende a unos cinco grados centígrados y en algunas partes queda bajo cero. Su aeropuerto internacional queda en la capital y en las navidades del 2012 grupos de terroristas que sumaban 25 nacionalidades para ese momento —después traspasaron 80 las naciones que lucharon en conjunto para derrotarlos— intentaron tomarlo militarmente. Inmediatamente las autoridades militares lo impidieron a toda costa. Los resultados: 3.700 fallecidos, 3.000 pertenecientes a los grupos de mercenarios sidafistas e islamistas.

La respuesta militar fue dejarlos en los sitios donde cayeron abatidos, todos en los perímetros del aeropuerto para que esto sirviera de escarmiento a las bandas de violentos, quienes intentaban bajo amenaza aniquilar un gobierno constitucional.

Días antes un joven diplomático tomaba la última foto a su amigo, un conductor de la embajada venezolana en medio de la cruenta guerra civil. Como la inflada resistencia occidental iba perdiendo, entonces intensificaron la utilización de los carros bomba, muchos explotaron sobre todo en el centro de Damasco, pocos lograron ser desactivados. Suena su celular y a pesar que su esposa trató de persuadirlo, él fue a ayudar. El sentimiento de pudo más y sin dudarlo se despidió con la confianza que le quedaba, Marchó a toda velocidad, pero al llegar al sitio otro explosivo lo esperaba y voló sus esperanzas.

Estos actos y la respuesta del Estado lograron desinflar y desvanecer las posibilidades de pírricas victorias terroristas. En dos años y tanto de conflicto, la guerra civil dejó más de 128.000 fallecidos y estiman que los insurgentes superaron los 150.000 infiltrados.

Todas estas fuerzas eran financiadas mayormente desde la petromonarquía de Catar, país encargado de jugarse la suerte de los 22 países árabes y quienes aspiraban luego de derrotar a Siria, hacer lo mismo contra la base central Chií en Irán, quienes si son los dueños del obstáculo internacional de más importancia a nivel mundial: el Estrecho de Ormuz.

Si algún día Ormuz es cerrado subiría los precios del crudo en mas de 250 dólares por barril, debido a la interrupción del suministro diario de hasta el 40% del consumo mundial de petróleo y sus derivados.

Mientras todo eso sucedía y se consumían los inesperados escenarios, una acomodada oposición redactaba declaraciones desde el exterior y asumía el sentimiento de la pequeña disidencia que habita en Siria. Todo mientras la nueva constitución cuenta con el apoyo del 90% de la población y la misma oposición desconoce los oscurecidos gritos lanzados desde el exterior los cuales excluyen y desechan sus opiniones.

Esos recientes movimientos otearon los vestigios que pudieron derrocar a Bashar Al Assad. Las declaraciones del Primer ministro ruso Dmitri Medvedev desmontaron toda acción internacional. La defensa de Siria no se interrumpió, sueño que la conciencia occidental tristemente llegó a imaginárselo y el resto ni pudo alcanzar a celebrarlo.

La oposición detallaba que “los errores de Bashar habían sido graves”, mientras negociaban con la franquicia de mercenarios más grande del planeta, la reunida alrededor del Golfo Pérsico, financiada por las petromonarquías (Catar, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Bahréin y Arabia Saudita). Esta inmunidad extraterritorial dio el vulgar derecho a participar con mercenarios, hombres asesinando a merced de un sueldo diario. Pero la cosa no acabó allí. Israel aprovechó el caos realizando bombardeos con sus súper cazas de combate, destruyendo diversos objetivos cercanos a la capital Damasco.

Parte de la vulgaridad internacional se reunió tras una cuota impuesta por la Organización de Naciones Unidas, desde donde aún se intimida y avala para que la cofradía arrepentida de sicarios mundiales sean capaces de justificar cualquier acción fuera del alcance de las extraviadas leyes internacionales, leyes distantes de lograr la justificación las constantes arremetidas de invasiones, magnicidios, envenenamientos y amputaciones. Sus centros de operaciones: Siria, ayer Libia, antier Irak, mañana Irán y prontamente Venezuela.

Todo esto es arrastrado por el control de un petróleo barato. Ciega imposición de quienes dirigen el arsenal de guerras sobre el planeta. Son los dueños de las apetencias de las 50 economías más poderosas que tratan por todos los medios de mantener su absurdo estatus internacional a costa de los muertos que les sean necesarios.

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http://www.aporrea.org/internacionales/a179943.html

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