Sigue Chávez, anda vamos. Por Miguel A. Jaimes N.
Miércoles, 06/02/2013 12:50 PM
¿Cuántos ángeles cuidan a Chávez? El niño que sacó un pedazo de galleta de su boca mojada con saliva y se la dio a Chávez, contó un sueño donde mil guardianes cercados por flores ofrecen sus talismanes después de un enorme aguacero en el sur. Y que pueblos enteros no descansan en la fortuna de sus hilvanados abismos, mientras pasean por acantilados de libertad, soñando el delirado pensamiento de ver a Hugo Chávez de nuevo caminando entre millones.
Mientras avanza su historia suenan tambores que saltan con escritos en iniciales de melodías y mensajes. El vio en su abrazo hombres llorando, quien les amparó de lloviznas protegiendo sus manos de quienes siguen en fila hacia leyendas de batallas.
Desde cerros vio que sus mensajes se hicieron grandes. Rápidamente comprendió que estamos en los tiempos donde ya nada podrá fenecer. Chávez hizo correr su sombra delante de sus pasos. Fue quien sintió vergüenza de la lujuria petrolera, el burdel económico mundial y ordenó construir millones de viviendas, compra comida en algunas partes y las da entre los pobres, harapientos y necesitados, pero no deja de lamentar que sus ayudas no lleguen a millones que en el planeta están muriendo de hambre mientras las agujas de los relojes de muchos no logran detener los segundos de la muerte.
Recuerdos y ejemplos traducidos en buenas costumbres de un mandatario que prefirió desafiar su vida por la protección de millones. Créanlo nunca mas habrá otro Chávez, pero tampoco nunca nadie dejará de lado su recuerdo, constancia, inspiración y buena fé.
Lleva en un puño la tristeza y en el otro se deja llevar por la seguridad del poder que le da su pueblo para seguir bajo las fuerzas de millones convertidas en esperanzas diarias, de esos que andan a pie.
Corren los días de fines de una convalecencia, así lo escuchamos de voces seguras y ánimos claros. Los mensajes llegan sin descanso: sigue Chávez, anda vamos.