Que dirían nuestros caciques

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Por: Miguel A. Jaimes N. – M sc. Ciencias

Domingo, 18/04/2010 02:31 AM

Indudablemente que quienes arbitrariamente tienen encarcelado al Cacique Yukpa Sabino Romero Izarra, no saben de la dolorosa y valiente historia de los originarios hombres y mujeres.

En estas largas líneas tratare de dar a conocer la terrible ignorancia que posean y por si llegara a importarles, igual recordarles quienes fueron nuestros Caciques a que comunidades pertenecieron y en que luchas participaron.

La voz Cacique es un vocablo de origen taíno, filiación arawak hablada en las Antillas caribeñas antes de la invasión europea. A pesar de la férrea persecución, todas las costumbres se mantuvieron en la clandestinidad, posteriormente se incorporaron a nuestras tradiciones y tuvieron que ser reconocidas en el léxico español.

Los Caciques representaban autoridad en todas las comunidades indígenas, organizaban guerreros contra agresiones de “conquistadores”, estos últimos intentaron sin suerte cambiar mitos y leyendas por el equivalente a sus instituciones europeas, al no encontrarlas, por tratarse de realidades culturales diferentes, mal interpretaron las culturas aborígenes, llegando a negar la existencia de un orden social indígena, para luego arrepentirse por el error cometido.

Estos eran nuestro Caciques y las comunidades que estaban bajo sus mandos:

Cacique Aramaipuro: perteneciente a la tribu de los mariches.

Cacique Arichuna: Jiraharas.

Cacique Baruta: Caracas y Teques.

Cacique Catia: Mariches.

Cacique Cayaurima: Cumanagotos.

Cacique Chacao: Caribe.

Cacique Chicuramay – Cuaicurián: Teques.

Cacique Conopaima: Caribes.

Cacique Guaicaipuro: Caracas y Teques

Cacique Guaicamacuto: Caribes.

Caciques Guaratarí – Queipa – Mamacurri: Teques.

Cacique Guarauguta.

Cacique Manaure: Caquetios.

Cacique Mara.

Cacique Maracay: Araguas.

Cacique Meregote: Araguas.

Cacique Murachí: Mocoties.

Cacique Naiguatá: Caribes.

Cacique Paisana: Quiriquires.

Cacique Paramacay: Cumanagotos.

Cacique Paramaconi: Caribes.

Cacique Pariata – Maiquetía.

Cacique Prepocunate: Guaraunos.

Cacique Sorocaima: Caribes.

Cacique Tamanaco: Mariches y Quiriquires.

Cacique Terepaima: Araucos y Meregotos.

Cacique Tiuna: Caracas.

Cacique Yaracuy: Guadabacoa.

Cacique Yare: Quiriquires, Cumanagotos, Charagotos y Araucos.

Cacique Yavire – Paramaiboa – Pariaguán: Caribes.

Cacique Yoraco: Quiriquires.

Que dirían hoy día, estos legendarios y venerados ante la detención de sus hermanos.

Mientras a los hijos de la patria se les enseñan desde escuelas quienes fueron nuestros antepasados, tradiciones, jerarquías, respeto y la organización que descanso en la conducción de sus comunidades, por otra parte se les desprecia y encarcela.

Acaso los Fiscales del Ministerio Publico y el Juez que acordó la solicitada privativa de libertad del Cacique Sabino se habrán leído al menos el preámbulo de la Constitución Bolivariana, por otra parte.

Fiscales del Ministerio Publico y Juez que hoy tienen encarcelado a Sabino, a los funcionarios de CICPC conjuntamente con los de la Guardia Nacional “Bolivariana” y el Ejercito nacional, quienes militarizaron y sacaron bajo ningún respeto a un Cacique, permítanme enseñarles de quien es heredero el Cacique Sabino Izarra.

Fiscales y Jueces tullidos tras sillas de escritorios, todos los Cacique mueren peleando y nunca descansaran en tomar justicia contra quienes les humillan.

Siglos atrás, existió la tribu de los temibles mariches, guiada por el respetado Aramaipuro, quien aliado con los aguerridos Caciques Chacao y Baruta, enfrentó a Losada en Maracapana. Este temible estratega se presentó con un ejército integrado por tres mil flecheros. Fue la más grande concentración indígena en una batalla concebida para destruir al invasor.

Todo fue tan bien planeada que Diego de Losada sólo se enteró del peligro cuando ya la mayor parte de las tribus se había reunido.

Este Cacique peleo por muchos años dando su última batalla junto a sus hombres en la costa oriental, era 1595 y se enfrentó contra Sir Walter Raleigh. Murió como todo un héroe.

En aquella batalla los piratas toman como prisionera a la india Urimare, hija del Cacique Aramaipuro, ella muy ágil huye a nado, pero es capturada apenas tocando las arenas de la playa.

Fue esclavizada por los íberos, pero un día cuando intentaron violarla, esta los hiere mortalmente y escapa. Llega a las tierras de Guaicamacuto, viejo Cacique, quien sin dudar le hace hija adoptiva. Urimare consiguió que la tribu le obedeciera y se convirtió en la primera mujer en gobernar en este territorio y siguió combatiendo a los españoles.

Cacique Arichuna, tribu jiraharas, ubicados en lo que hoy es Lara y parte de Yaracuy, batallo ante la guía del Cacique Queipa y a la muerte de éste, fue escogido para comandar la tribu. Luchó contra los españoles y sus arbitrarias leyes.

Cacique Baruta, hijo de Guaicaipuro y de Urquía, recibio de manos de su madre un penacho con plumas rojas, mientras le decía: “Sean estas plumas rojas el símbolo de la sangre de tu padre y de tu pueblo derramadas por el invasor que viene a arrebatarnos nuestra tierra. Defiéndelas con honor.”

Ataco hasta el cansancio a los españoles, al tiempo que establecía alianzas con otras tribus, así, todos juntos ganaron grandes batallas..

Catia, ejercía mando en Fila de Mariches, por toda la serranía que circunda Caracas hasta el litoral. Enseñaba a jóvenes guerreros y entre su alumno estuvo el inmortal Cacique Tiuna. Se gano el respeto de Guaicaipuro, Mamacuri, Guaicamacuto, Naiguatá, Chacao, Baruta y Prepocunate, obteniendo todos juntos importantísimas victorias.

Como era un gran estratega Piache, esto le permitió derrotar las huestes de Garci González en el valle de Los Guayabos. Murió en 1568 en Los Teques, combatiendo a Diego de Losada

El gran Cayaurima, Cacique cumanagoto de formidables atributos en la lucha, logró que numerosas tribus vecinas e incluso lejanas se unieran a la suya en la contienda a muerte contra el invasor.

Chacao, llamado el Hércules Americano, raza Caribe, gobernó la región caraqueña que hoy lleva su nombre, sus dominios iban mucho más allá de Los Teques. Su aspecto físico era impresionante, gran tamaño, tenía audacia y una capacidad muy especial para preparar ataques tipo comando.

Aliado con Guaicaipuro participó en la coalición de jefes que durante siete años mantuvieron el control sobre todo el valle de Caracas y la región montañosa de los Teques.

En 1567 es hecho prisionero en una dura batalla contra Juan de Gámez, oficial de Diego de Losada, pero por su astucia recobra su libertad y en 1568 renueva su alianza con Guaicaipuro.

Ayudaba a los débiles, especialmente niños y mujeres, posteriormente un capitán llamado Catario había secuestrado a dos indiecitos y los tenía esclavizados, juró rescatarlos para devolverlos sanos y salvos a su familia. Chacao fue a rescatar a los niños, entró con gran destreza al campamento español y los liberó, pero cae mortalmente herido y fallece.

Chicuramay y Cuaicurián, el primero fue uno de los veintitrés Caciques que fueron condenados a muerte después de la desaparición de Guaicaipuro, esta  cruel decisión estuvo al mando de la Alcaldía de Caracas, quienes deseaban alcanzar rápidamente la pacificación del valle.

El alcalde ordeno encarcelar a Chicuramay, juzgándolo sin pruebas para condenarlo a muerte. Chicuramay era un Cacique muy joven, valiente, amado por su gente, esto motivó en un acto muy valiente que jamás la historiografía venezolana haya comentado, donde uno de sus guerreros ofrendo su vida por la de él.

El bravo Cuaicurián se presento ante los jueces, Pedro Ponce de León y Martín Fernández de Antequera, afirmándoles que estaban en un error y que el verdadero Cacique Chicuramay era él.

Pasmados por la aseveración, procedieron a interrogarlo, quedando convencidos. Cuaicurián era joven y muy fuerte con dotes de mando y conocimientos de las operaciones de su tribu.

Cuando Chicuramay recibió la noticia de que estaba en libertad, no imaginó nunca y con dolor se entero como Cuaicurián había sido torturado por otros indios mercenarios, al igual que los otros 22 Caciques, quienes al despuntar el alba fueron salvajemente asesinados.

Era el año 1569 Chicuramay tembló de ira al saber toda la verdad y buscó venganza. Averiguó que el asesino había sido un hombre de apellido Portolés, que trabajaba como asistente de Fernández de Antequera y de un solo soplido le quitó la vida.

Esto demuestra como los hombres de la justicia siempre han sido una cadena de huidizos ignorantes, los cuales han sucumbido ante la fuerza de los que ellos consideran débiles.

Conopaima, hombre de confianza de Guaicaipuro, alcanza el cacicazgo después de su muerte, fue de origen Caribe, procedente de lejanas tierras llegó a las proximidades de Los Teques y se radicó en El Peñón.

Venció  en muchas peleas al lado de Guaicaipuro y una de sus más sonadas victorias fue la de Las Adjuntas. En enfrentamiento con Garci González de Silva, en el sitio de Los Carrizales en 1572, donde al bravo Sorocaima le es amputada una mano, el Cacique Conopaima decide buscar la paz con el invasor y se retira de la lucha.

Más tarde se arrepiente de su determinación y vuelve a luchar contra el enemigo. Una noche, estando con su esposa a orillas del río Macarao los españoles los emboscaron y les dispararon para matarlos. La mujer del Cacique resultó herida, Conopaima la tomó en sus brazos y ya en la curiara decidió hundirse con ella para morir juntos.

Guaicaipuro fue el guerrero de confianza del gran Catuche, fue Cacique a los 20 años, gobernó Caracas y los Teques, ejerciendo directo control sobre los seis caseríos que circundaban su cuartel general en Suruapo.

El español Fajardo intenta fundar un caserío en lo que hoy se conoce como Catia, pero Guaicaipuro ordena a Paramaconi, arrasar el recién fundado villorrio, era 1560.

En enero de 1562, Guaicaipuro y Terepaima enfrentan y matan al Capitán Luis de Narváez. Guaicaipuro convoca entonces a una alianza estratégica de todos los Caciques de la región, uniéndose Baruta, Naiguatá, Chacao, Aramaipuro, Guaicamacuto, Paramaconi, Terepaima y Chicuramay.

Diego de Losada, ordena al Alcalde Francisco Infante que ataque a Guaicaipuro en el propio sitio de Suruapo, Infante buscó indios pacificados y fieles a España que conocían el modo de llegar a la vivienda del Cacique.

Una vez en Suruapo penetraron hacia el caney del jefe indio, Guaicaipuro los tomó por la espada dándoles muerte a todos sus atacantes. Se guareció luego en su choza, pero los españoles le prendieron fuego y conminado a rendirse el Cacique no aceptó y prefirió morir atrapado por las llamas.

Guaicamacuto, jefe de los aguerridos Caribes, se caracterizó no sólo por ser calculador y astuto, sino también, por ser negociador con sus homólogos y jefes indígenas. Comandaba la costa litoral venezolana, desde La Guaira hasta Oriente.

En 1558, Guaicamacuto en unión con el indio Paisana, dirigió la rebelión contra los españoles, posteriormente promovió la Alianza de Uvero con Terepaima, Catia y Paramacay, esto le sirvió para atacar a Rodríguez Suárez. Unido a Terepaima y Guaicaipuro en el sitio de Las Lagunas, hizo perder la vida el capitán español.

Para 1568 se unió a Guaicaipuro en la batalla de Maracapana, luego se fue a descansar en paz hacia los designios de su pueblo donde le sobrevino la muerte a edad avanzada.

Guarauguta, este Cacique intensificó sus ataques contra el Capitán Diego García de Paredes en 1562 quien es llamado a España y designado gobernador de la provincia de Popayán, cuando venía a tomar posesión de su cargo, en 1563, decide descender en Cabo Blanco, Venezuela, y es atacado por el Cacique Guarauguta y pierde la vida al lado de sus lugartenientes Alonso Zapata y Francisco de Las Casas.

Manaure fue un hombre pacífico, apreciaba la paz como sistema de vida. Fue jefe de la nación caquetía, la cual estaba ubicada en la zona que hoy ocupa el estado Falcón. Hombre valeroso, prudente, abarcaba su jerarquía hasta las islas de Aruba y Curazao.

Mara, Cacique de trato firme, centraba poder en su gobierno, atribuidos a poderes sobrenaturales. Fue caudillo de la región occidental, extendiéndose desde las orillas del lago de Maracaibo y el río Magdalena, límite con lo que hoy día es Cartagena.

Los fieros indios motilones conocieron las incursiones de este Cacique que consiguió someter a muchas tribus de la región, con las cuales hizo frente al invasor. Perfecto conocedor de la geografía guajira, Mara consiguió ejercer una prolongada resistencia al invasor español.

Muere luchando contra un capitán español que lo captura malherido, dejando sumirse en su agonía, tratando de negociarle un trato de libertad a cambio de su riqueza. A la muerte de Mara no le sucede ningún otro Cacique de su talla.

Maracay, valiente guerrero, perteneciente a la tribu de los araguas, dominó sobre la extensión que hoy ocupa el estado Aragua y parte de otros estados colindantes, especialmente hacia la costa por los predios del Cacique Turiamo, quien fuera su aliado en muchas batallas.

Derrotó a Rodríguez Suárez, esta ofensiva fue sostenida contra los soldados del mencionado capitán, todo termino en duelo entre el Cacique y el conquistador. La destreza y fortaleza de Maracay acabó pronto con su contrincante, quien debió retirarse vencido a su campamento.

Meregote, Cacique sucesor de Maracay, le correspondió la difícil tarea de dirigir a sus hombres en contra de los invasores después de la muerte de Maracay. Gracias al tesón, liderazgo y estrategia, consigue reagrupar a los indios araguas y los convoca a un juramento en el que se comprometieron, en honor de su antiguo jefe Maracay, a luchar hasta la muerte.

Se negaron a entregar las tierras ocupadas por ellos y rendirlas a la bandera española, enfrentados en batalla decisiva en el sitio denominado La Colina de La Cruz, murieron los hombres de Meregote, pero ninguno se rindió.

Murachí, bravo Cacique mocotíe, habito la sierra merideña, en un lugar de muy difícil acceso cercano al río Chama. Eran indios laboriosos, producían algodón, tejían bellas cobijas y ruanas para protegerse de las inclemencias del tiempo.

Llegó a poseer minas de oro en Acequías y Aricagua, posteriormente enfrentaron las tropas de Juan de Maldonado, fundador de Mérida en el año 1559. Su esposa era la princesa Tibisay, hija del Cacique de Las Vegas del Mucujún.

Adoraban el sol, al cual llamaban Ches. En la medida en que la guerra avanzaba, Murachí se dio cuenta de que la gran belleza de su amada la ponía en peligro y para protegerla la envió hacia el interior de su territorio, en el sitio más recóndito y secreto, en compañía de sus guerreros más leales. Murachí nunca se rindió, murió peleando contra el invasor en el año de gracia de 1560.

Naiguatá, Cacique de la familia Caribe, ejercía dominio en la zona costera que partía del río Anare, en los predios del Cacique Guaicamacuto, hasta las costas anzoatiguenses de lo que hoy se conoce como Puerto La Cruz.

Tuvo de huéspedes a soldados de Rodríguez Suárez y uno de ellos, queriendo lucir sus dotes de cazador, hirió de muerte a una gaviota, hecho que encolerizó a Naiquatá, inmediatamente exigió ejecución del agresor y no consiguiendo tal solicitud con Rodríguez Suárez, entonces, tomó por asalto el campamento de los soldados y sometiendo al inculpado.

Al momento de dar muerte al reo, una bandada de gaviotas hizo acto de presencia, Naiguatá interpretó como el perdón de las aves hacia el agresor y lo soltó.

Paramacay, Cacique de origen cumanagoto, gobernó su tribu hacia el año 1569. Su territorio estaba ubicado en la región de Mamo, entre la costa barloventeña y el valle de Los Guayabos. Inicio cruentos enfrentamientos a raíz de la instauración de un encomendero, el capitán Julián Mendoza, quien quiso imponer el trabajo gratuito y obligar a los menores de 20 años para que se convirtieran en servidumbre suya o de sus familiares.

Paramacay los enfrento, captura y secuestra a Dolores Ruiz, la esposa de Julián Mendoza y a sus dos menores hijos, por quienes exige rescate al comendador y pide trato justo y conciliatorio para los suyos, logrando su objetivo mediante la presión del plagio.

Paramaconi, su nombre significa “”caimán pequeño, habito el centro-norte-costero del país. Los españoles lo llamaban el Cacique-caballero, unido a Guaicaipuro presentó dura oposición a las tropas invasoras.

En 1561 Guaicaipuro atacó las minas de la región de Los Teques,  muriendo todos los españoles, incluyendo los hijos de Rodríguez Suárez. Por otra parte, Paramaconi también arrasó con sus guerreros la Villa San Francisco, levantada por Rodríguez en el mismo lugar donde Losada fundará Caracas seis años más tarde.

Paramaconi atacó más tarde, unido a la coalición de caciques, el sitio del Collado (hoy Caraballeda) donde vencieron a Fajardo y éste se retiró a Margarita con sus hombres.

Pariata – Maiquetía, era mediado del Siglo XVI, liderizaba el Litoral Central. Pariata nunca se doblegó, siendo unja de sus más recordadas hazañas el ataque al bergantín español El Pelayo, el cual incendió y destruyó por completo. Peleo al lado de Guaicaipuro y cuando éste muere sirvió en las tropas de Tamanaco.

Prepocunate,  formado entre los guerreros de confianza de Guarauguta, al lado de quien luchó hasta su muerte, recibe el cacicazgo de los indios guaraúnos, se destaca por su ferocidad. Era hombre de poco hablar, de extrema exigencia con sus hombres y consigo mismo. Esta conducta ejemplar le dio un halo carismático entre las tribus Caribes, eso le permitió acometer con valor y éxito cientos de empresas en contra de las tropas españolas.

Para doblegarlo el gobierno español seleccionó a los capitanes Hurtado y Carrizo, quienes lo apresaron y para que no escapara lo amarraron alrededor de un árbol, custodiado por un pelotón que debía escoltarlo hasta el momento de su ejecución.

Al día siguiente al amanecer, Hurtado fue a buscar al prisionero para conducirlo al lugar de su ejecución, al llegar al árbol sólo encontraron sogas rotas tiradas en el suelo, junto a una rosa de montaña que el fiero guerrero Caribe acostumbraba usar en su larga cabellera negra.

Se desvaneció sin que los españoles pudieran encontrar una explicación racional. Sin embargo, a los pocos días volverían a saber del Cacique. Prepocunate, comenzó entonces una guerra devastadora, golpeando duramente al adversario, sin darle tiempo para reaccionar, y desapareciendo con toda rapidez del campo de batalla.

Un día del año 1570 al tratar de atacar por sorpresa en el sitio donde hoy se levanta la ciudad de Los Teques, fue nuevamente cercado y luchó hasta su muerte.

Sorocaima, era guajiro de clase guerrera, llegó a la región de los indios Teques, convirtiéndose en hombre de confianza y uno de los lugartenientes del gran Guaicaipuro, a la muerte de éste, quedó como jefe guerrero bajo el mando de Conopoima.

En 1570 participó en los ataques contra la recién fundada Santiago de León de Caraca, bajo el mando de Conopaima y Terepaima. En 1572, Garci González de Silva apresó a Sorocaima, mientras Conopaima seguía resistiendo. Ante este hecho y deseoso de terminar la batalla rápidamente, González decide utilizar a Sorocaima como carnada y dice en alta voz, para que lo escuchen otros guerreros, que el jefe indio perdería su mano derecha, que le sería amputada, a menos que se rindieran. En este último caso, se perdonaría la vida a todos. Es allí cuando el Jefe Sorocaima, grita a sus guerreros: Ataquen con fuerza, mis valientes, que los españoles no tienen mucha gente.

Tamanaco,  dos años después de la muerte del gran Cacique Guaicaipuro, surge este Cacique de los indios mariches y de los quiriquires. Su misión, al igual que Guaicaipuro, era propiciar alianza entre las diferentes tribus. El 5 de diciembre de 1570, llegó a Coro, capital de la provincia de Venezuela, el gobernador y capitán general Diego de Mazariegos, quien pacta con los enemigos de Tamanaco. Nombra a Francisco Calderón para pacificar el valle de Caracas y lo designa teniente general de la recién fundada ciudad de Santiago de León de Caracas.

Calderón envía al Capitán Pedro Alonso Galeas a rendir a Tamanaco. Galeas lo persigue y entra en tratos con el Cacique Tapiaracay, enemigo de Tamanaco y del pacificado Cacique Aricabuto, quien le ofrece ayuda a cambio de que le entregue a este último. El trato no se consolida y Galeas se mide con Tamanaco en una pelea en la que participa Garci González de Silva y el indio Aricabuto.

El combate no tuvo vencedor, entonces Tamanaco decide atacar Caracas, haciendo retroceder a los españoles hasta las orillas del río Guaire.

Terepaima, Cacique de araucos y meregotos, dueño del territorio que limitaba con los Teques, era tenaz como guerrero, ágil y preciso en las conquistas, alcanzó gran éxito en las batallas contra Rodríguez Suárez. Su dominio alcanzaba el Tuy, San Pedro, Mariches, hasta el territorio que hoy ocupan los estados Miranda, Aragua, mas parte de Carabobo, Cojedes y Lara.

Terepaima, sabiendo que el español Rodríguez Suárez lo tenía sentenciado a muerte, reunió los indios Paracotos y en un feroz pidió ataque contra los españoles, extinguiendo la vida de Rodríguez Suárez.

Tiuna, intrépido guerrero, nació en la tribu de los Caracas, creció bajo la tutela del Cacique Catia, se caracterizó por su rigidez y valentía. Su poder lo ejercía en el valle de Los Guayabos, territorio que hoy día es conocido con el nombre de Catia La Mar.

Su dominio se extendió a través de las montañas, limitando con Filas de Mariches y los Valles del Tuy, incluyendo parte del valle de Caracas.

Uno de sus hombres de confianza era el guerrero Aramaipuro, conocido como “ponzoña de abeja”. Entre sus éxitos recuerdan el de Villa del Collado, hoy Caraballeda, así como Cayapa, donde derrota al legendario y cruel Rodríguez Carpio.

En 1568 Tiuna reunió casi cuatro mil hombres, unido a los caciques Guaicamacuto y Aricabuto, para dar una pelea decisiva en Maracapana, en una sabana cercana a Caracas. Para destruir al invasor, estaban los caciques Naiguatá, Uripatá, Anarigua, Mamacuri, Querequemare, Prepocunate, Araguaire, Guarauguta, con siete mil guerreros; Aricabuto y Aramaipuro representaron a la nación mariche al mando de tres mil flecheros.

El gran Cacique Guaicaipuro, quien debía acudir con dos mil guerreros, no llego al sitio a causa del mal tiempo. Algunos caciques se retiraron, pero otros, motivados a la lucha por el Cacique Tiuna decidieron combatir, Losada los enfrentó. La batalla fue desastrosa.

Tiempo después, Tiuna se dedicó a hostigar implacablemente a todo conquistador. Los exasperados españoles pusieron precio a su cabeza.

Yaracuy, Hijo del cacique Chilúa y nieto del indómito Yare, comandaba un imperio de más de 500 poblaciones indígenas, conocida como Guadabacoa, al momento del “Descubrimiento”, el inmenso imperio central estaba integrado por otras tribus: tarananas, yaritagua, acharigua, torondoyes, y zararas.

Los macaures y los caripes se aliaron con los españoles para hacerle frente a Yaracuy.

El conquistador Diego García de Paredes, junto al capitán Juan de Vargas, intentaron tomar tierra firme e instalarse en el bastión de El Tocuyo, pero Yaracuy los venció en la batalla de Cuyucutúa, en 1552.

Luego es capturado y condenado a muerte, pero consigue desarmar y poner fuera de combate a varios soldados y al fin sucumbió bajo el fuego de los arcabuces.

Yare, Cacique de cumanagotos, quiriquires, charagotos y araucos, gobernante de las tierras que hoy comprenden los estados Miranda, Anzoátegui y parte de Monagas, fue además Piache y sumo sacerdote, fue uno de los guerreros más fieros entre todos los que se enfrentaron al conquistador español. Derrotó en Maturín al capitán Zerpa, unido a Terepaima; en Barquisimeto, hicieron morder el polvo a Juan Rodríguez Suárez.

Al enterarse de la muerte de Tamanaco, Yare tembló de ira y juró  vengarse del capitán Mendoza, dueño de la fiera que dio muerte al Cacique, “un perro” le persiguió hasta que consiguió acorralarlo en Aragûita. Al tenerlo prisionero lo hizo degollar, junto con su perro, y la cabeza de ambos las envió a los familiares de Tamanaco. Yare siguió su guerra sin cuartel, venciendo y siendo vencido, hasta que un día de 1575 los arcabuces españoles acabaron con la vida del guerrero.

Yoraco, en la etimología indígena significa zorro o diablo. Este indio nació en el valle de Tácata, siendo aún muy joven, visitó a sus parientes quiriquires ubicados en la costa de lo que hoy se conoce como estado Sucre, en Cariaco.

Allí  vio las naves españolas llegando a las playas y descargando productos por hombres de una piel pálida, con armas que nunca antes había imaginado, supo entonces, que su tierra ya no era suya y sintió un deseo obsesivo de luchar por reconquistarlas y devolver la dignidad a su pueblo.

Combatió  ferozmente al agresor español, su objetivo era expulsar a los invasores. Creció su fama de hombre valiente, amparado por el poder sobrenatural que le dieron los piaches. Se supo que tenía un amuleto, especialmente ensalmado para él, que lo protegía de todos los males y peligros.

Los españoles enviaron al capitán Juan Rodríguez Suárez para vencerlo, partió con 200 hombres bien armados y un pelotón de caballería. Yoraco lo esperó en su territorio, la batalla fue dura, sin reglas, sin descanso. Un día ganaba Yoraco y el otro le tocaba la victoria a Rodríguez. Cuando llevaban varios días de enfrentamiento, decidieron los dos resolver la contienda ellos mismos.

La pelea comenzó una mañana de 1561, la lucha fue agotadora, hasta que decidieron estrecharse las manos en señal de mutuo respeto y admiración, y luego cada bando se retiró a su respectivo cuartel.

Pero Yoraco enfrentó nuevamente a Rodríguez Suárez y en el combate murió atravesado por la lanza de un soldado ibérico.

Esta es la historia de nuestros Caiques, Sabino es fiel heredero de ella, toda su vida ha luchado, ayer venciendo a los españoles y a su ridícula corte de abusos, hoy, igual no descansaran.

Fiscales del Ministerio Publico y Juez de la nación, quienes hoy ostentan los cargos más sagrados de una República, dense cuenta del error que cometen al tener al Cacique Sabino preso.

Estos hombres son los herederos de los más antiguos luchadores, nosotros medio  sabemos de sus historias desde hace quinientos años para acá, y ya ellos existían, son mucho más antiguos de lo que ustedes imaginan.

Estos Caciques se curaban con la magia de sus creencias, practican rituales donde llaman la lluvia, la siembra, por medio de sus oraciones abren los nuevos ciclos de la vida, traen al mundo a cientos de niños sanos que no necesitan ni vacunas, viven en el monte, en selvas adentro, dominan al tigre y espantan a la serpiente.

Ven a través del agua, el humo del tabaco les dice secretos, les abre caminos, se guían a través de las estrellas, del sol, de la luna, ven a través de los caracoles, oyen a través de la tierra, el viento les habla y los animales les avisan.

Fiscales y Jueces, no sean ignorantes, se están enfrentado a las razas más antiguas de la humanidad, cuyos secretos aun no son revelados, estos son los hombres que saben del inicio de enfermedades, de la cercanía de terremotos y grandes lluvias, caminar por el medio de crecidos ríos.

Son hombres cuidados por los espíritus de Cacique guerreros, energías que andan y habitan la montaña, no se dejen confundir por la ira de quienes sin tener razón tratan de destruir lo verdaderamente vivo y terminan verdaderamente muertos, olvidados, desaparecidos.

Detengan inmediatamente el proceso contra Sabino, regrésenlo a su comunidad, allí están sus jueces naturales y su verdadera ley, no sigan contribuyendo con la lisonjearía de la injusticia, respeten lo que queda de dignidad en nuestra sufrida patria.

Respeto para Sabino Romero Izarra.

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