No creo, pienso. Por Miguel A. Jaimes N.
Martes, 15/05/2012 03:13 PM
En memoria de Franz J. Teneson Lee
Franz John Tennyson Lee, hijo de padres sudafricanos e ingleses. Llegó al grado más alto de un académico: Doctor y destacado Profesor Titular en la Universidad de Los Andes en la ciudad de Mérida en la Maestría y Escuela de Ciencias Políticas.
Enseño que en la vida no debamos andar creyendo, sino pensando y que el pensar es la fórmula para que los seres humanos puedan vencer la superestructura, es decir, el Armagedón que el sistema capitalista ha creado para controlar la libertad y el amor de la única especie pensante: los seres humanos.
Fue un gran profesor en la materia de Psicología Política y enseñó los principios de los precursores ideológicos de la liberación.
Una tarde, después de unas elecciones decanales, le pregunte cuál candidato apoyaría y me respondió: “yo prefiero estar siempre con los perdedores”.
Así fue, hasta que la vida en una mala jugada se despidió de él, un 15 de mayo del año 2011.
Fue mi único profesor al cual sin dudar siempre trate de Doctor, hombre de gran respeto, quien apoyaba a sus alumnos pero les advertía: “No digan que Franz apoya esto o lo echaran para atrás”.
Tomaba café, fumaba y comía galletas en un buen ánimo y al distinguirte te preguntaba: “que haz hecho tu hoy por la revolución”. Para nunca olvidar lo que significo en su vida el Mayo Francés y la muerte del Comandante Ernesto Che Guevara; prometió junto a sus alumnos de estudio, usar siempre una boina negra que llevó en el recuerdo de sus homenajes.
Nos enseñó hasta el cansancio de sus últimas horas, los conceptos de dominación, superestructura y liberación. También que en la vida debemos de pensar, pues creer es reproducir la no esperanza de la revolución y defendió en sus salones de clases, la defensa absoluta del comandante Hugo Chávez.
Hoy, un humilde aviso lleva su nombre. Está allí como una estampita que recuerda los valores del socialismo y el nuevo papel de todos los revolucionarios que habitamos la gran patria venezolana, quien le tomó y hoy lo lleva en lo más profundo de sus recuerdos.
Sus palabras y letras sublimes nos recuerdan la hidalguía de quienes expresan sus ideas libertarias, claras y la transparencia que tienen todos los procesos de la nueva liberación mundial.