Guerra de Cardenales. Por Miguel A. Jaimes N.

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Lunes, 25/02/2013 04:14 PM 

La guerra de Cardenales sionistas del Vaticano acaban de hacer renunciar al Papa Benedicto XVI quieren la aprobación de la Santa Sede para justificar más y nuevas operaciones, sobre todo con los guerreristas ocultos tras el impresionante bosque militar, conformado entre los Estados Unidos de Norteamérica y los 28 países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

Estos países con capacidad de lanzar una bomba atómica en cualquier parte del planeta, cuentan con sus archí amigos los israelitas, quieren detonarla sobre todo en contra de Siria y posteriormente ir tras la base chiita más grande del Medio Oriente: Irán.

La amenaza de una bomba atómica y una posterior conflagración nos sitúa en lo peor de esta interminable guerra fría la cual ―a mi parecer― nunca término.

Con estas vastas amenazas se engañó y mantienen en vilo al planeta en sus cuatro puntos cardinales. Es la más terrible confección del miedo planetario en torno a la amenaza constante del terrorismo, con esto venden paquetes de seguridad a otros países, envíos que en el fondo serán y son utilizados para detener las protestas diarias en cientos de países. Refriegas no tan organizadas pero con muchas inconformidades, carestía de alimentos, represión y excesiva corrupción.

Después del derrumbamiento de la conocida cortina de hierro en 1990 nunca desapareció la amenaza sigilosas guerras a escala planetaria, estos nuevos enfrentamientos logran representar un importante número de naciones involucradas y en este miedo juegan un importante papel los Cardenales enfrentados por un nuevo control del Vaticano.

Estas ofensivas se dan tras el control de materias primas como las del petróleo por eso en la Santa Sede lo que habrá es el cambio de nombre nada más para un nuevo Papa. Si hacemos abstracción del comportamiento de los “enviados” de Jesucristo a la tierra y vemos como alrededor de la Conferencia Episcopal Venezolana andan en una reiterada amenaza en contra de aquellos gobiernos que se dejaron de tolerar el conservadurismo de las iglesias y oímos las declaraciones de Baltazar Porras y otros, pues uno no deja de imaginarse como serán las cosas en Roma por el control de la Casa de Pedro.

Esta no es la misma iglesia iniciada hace siglos por Jesús y doce acompañantes. Por eso el sionismo internacional quiere controlar químicamente el Vaticano, para que desde allí no salga alguna célula que arruine sus planes de expansión y el estratagema geoenergético acompañado de la guerra geofinanciera no deje camino a sociedades que buscan liberarse como en la revuelta islámica dada sobre El Magreb y el Medio Oriente.

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