Tener la formula o que hacer para resolver la crisis económica nacional es un riesgo. Y es un peligro porque son muchas las aristas que se ponen en trance al intentar tomar medidas ajustadas y justas ante desbordados precios, remarcarje y descontrol, todo controlado y manejado por pequeños y grandes grupos de especuladores.
Se han creado una cadena de especulación. Esta ira maneja a su antojo los productos y sus precios. Sin dudas en esto van involucradas redes de distribución de las principales marcas del mercado. No podemos hablar de precios sino de cifras.
Cifras manejadas por especuladores en números que les reportan ganancias extras, extraordinarias e insoportables para nosotros. Automáticamente desregulan costos originales de las ventas pautadas. Esta es la principal realidad. La amenaza comienza de la crisis comienza a diario con el desabastecimiento y en eso debe tenerse mucho cuidado. Hay sectores jugando con factores reconocidos como de alto riesgo los cuales son protegidos por la cadena descontrolada de dinero que producen. ES decir, hay muchas consecuencias económicas para el Estado y en consecuencia para la población y como tal interés lo imponen sus resultados son impresionantes ganancias.
En la ilegalidad obtienen innumerables ganancias, además está la inoperancia para actuar y ejercer control sobre rubros de consumo diario las cuales reportan exageradas ganancias por quienes obtienen y manejan a su manera la economía.
Primeramente, el tema viene dado por el inmoderado y desproporcionado nivel en las importaciones a las cuales nos han impuesto desde décadas. quienes controlan las entradas y rutas en los principales rubros manejan el desespero de sus precios en la calle. Mundialmente estas valías ni se parecen a lo que aquí vemos. Es decir, la economía de la calle es deslimitada en el caso de nuestro país, naufraga haciendo mucho daño sin ningún tipo de límites. El mundo en Venezuela es otro en cuanto a sus precios. Quiero decir que mundialmente lo económico tiene una realidad muy distinta en comparación con los precios venezolanos. Un ejemplo, la leche en las dos presentaciones (polvo y liquida) es más cara en Venezuela que en Alemania.
Esa es la realidad cuando lo económico proviene del rentismo, es decir, desde el petróleo y las consecuencias son muy lamentables. El 97% de los dólares que entran a Venezuela provienen de los ingresos del petróleo y allí está el principal problema, pues el desnivelado paralelismo en importaciones y dependencia vienen sin conciencia.
El petróleo se da en una negociación fácil y muchos creen que su riqueza debe mantenerlos sin al menos interesarlos en industrializar al país y lo cual si pudo haber sido una salida sólida, real, ahora cuando los precios del petróleo han bajado demasiado y muchos comienzan a creer que la economía es un salón de karate en el cual las mayores cintas imponen a la fuerza de sus técnicas el desbordamiento de “sus” precios.
Tener una medida o tomar varias es complejo. Pero más grave es dejar al naufragio los verdaderos precios mientras números de las patentes de desigualdad se marcan con veloces máquinas.
Desde el gobierno hay muchas medidas. Las misiones sociales, pensiones, chamba juvenil, bonos de alimentación, Clap, aumentos de sueldos y muchos más, son soluciones. Pero sin embargo no atacan, son insuficientes en su impacto porque la mafia de los precios en la calle hace lo que se les antoja. por eso se siente un marcado remarcar en la “institucionalidad” de los ´precios, cada quien a su manera interpreta los montos en una autopista de decisiones.
Tenemos valiosas opiniones y decisiones económicas, pero la realidad de la calle es otra, es decir, traspasa, pasa por encima. Pongamos el punto. El modelo financiero constitucional es avanzado, moderno, preventivo, planificado, cuidadoso, desbordante en valores, pero es violado, agredido y en muchos casos despintado se derrumba en sus puentes y quienes lanzan granadas a la buena economía se marchan con exageradas ganancias, dinero fresco va a invertirse en Europa y EE.UU.
Lo que debiera ser la mejor planificación para Venezuela está en el excedente dejado por el precio del barril petrolero. El ejemplo es el siguiente. Para el 2017 el presupuesto planificado por el gobierno nacional está en unos 30 dólares por barril de petróleo. El precio del crudo se ha recuperado medianamente, por supuesto ya no tenemos un barril en 100 dólares como el que disfrutamos en años anteriores y al cual estábamos acostumbrados, pero llevamos un promedio cercano a 50 dólares en lo que va de año. entonces, si el presupuesto de la nación esta medido en 30 dólares y el barril lleva un promedio de unos 50 dólares, pues unos 10 dólares representan una ganancia extra, y esa ganancia es el colchón, es el amortiguador de nuestra economía para los tiempos difíciles que toda nación tiene, y nosotros no somos la excepción. Debemos guardar ese excedente.
En el precio del petróleo debe estar la planificación del país. No hay formula dentro de la planificación venezolana que permita hacer frente a una visión amplia y de igualdad, y no la hay no porque el alto gobierno no la acepte o se niegue a la misma, digo que no la hay porque en nuestra sociedad existió una fractura concreta cuando gobiernos anteriores atentaron contra el Estado al no prever planificación alguna cuando los precios del barril se dispararon a niveles irreconocibles.
Una nación que por más de 60 años “planificó” su vida económica con un barril promedio máximo de dos dólares y tanto y a partir de la década de los setenta se disparó a 18 dólares y para 1983 ya estaba en 39 dólares. Eso nos reconoció como un Estado que agredía desde su gobierno solucionaba todo al costo de importaciones, y en esto estuvo el grave error con el cual cargamos aún.
Es un error seguir planificando con el deseo que el barril supere barreras con las cuales podamos importar para que esto siga retrasando nuestra economía desarrollista. Después de esta opinión debemos preguntarnos si los países donde más importamos ellos harían lo mismo para mantenerse. Primero, no importan como nosotros, menos tienen petróleo como nuestro país, y no lo hacen pues sus naciones tienen importantes avances industriales, es decir construyen.
Dr. Miguel A. Jaimes N.
Caracas, septiembre 2017