Bienvenida Colombia. Por Miguel A. Jaimes N.

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Lunes, 28/11/2011 06:33 PM 

Colombia la de millones en habitantes, tierra de Policarpa Salavarrieta, herederos de hombres que luchan cada uno a su forma y estilo buscando la formula de la libertad. Neogranadino país asolado por masacres, muertes y persecuciones. Pueblo lleno de las abombadas figuras de Botero, colores, formas y colores de una andina nación.

Esperamos tenerte en tamales, chicha, caraotas, platos paisa y sobrebarriga. Tierra de picos, montañas, valles, llanos, playas e islas, todas unidas con gentes amables, cordiales, dispuestas y muy solidarias.

Paisanos que no esconden su sobrevivencia entre tantos actores que se debaten y promueven las guerras más largas de este continente. Un Estado poderoso capaz de estar hoy a favor de una idea y mañana amanecer en contra exponiendo las más incapaces argucias.

Espacios llenos de historias ocultas más por conveniencia que por delatar su verdad. Desde el Bogotazo nunca ha descansado su búsqueda por justicia y paz para todos, tal y como lo proclamó Gaitán.

En cada ciudad existe una cárcel más temible que otra, inundadas de hombres y mujeres capaces de ofrendar su vida por un país distinto. Colombia, tierras donde pasa de todo.

Posesión que protegió el cuerpo de Simón Bolívar haciendo dos tumbas para confundir a enemigos rastreros de venganza. Quienes vistieron por última vez al hombre que libero su nación y cuatro países mas.

Bienvenida Colombia, hoy estas en Venezuela tu hermana gemela, juntas nacieron un julio, juntas son del mismo signo y juntas tendrán que librar su manumisión.

Aquí, como allá nos entendemos y comprendemos, respetamos tu gente y anhelamos tu albedrío, pero igual observamos a quienes te destruyen y recibimos a tus mártires.

Parabién Colombiana, hoy estas aquí entre nosotros. Tus presagios y recuerdos abren pasos con los pies clavados en el barro de tu diario combate. Hombres con lodo en sus arrugas quienes jamás se devuelven en sus reproches, sueños y caminatas.

Café, guayaba, dulces y chimó acompañan neblinas en ventanas de centenarias casas rozadas por los sueños de una envejecida arpa, unas duras pipas de maracas de cuero y tu aguardiente añejo, caliente y sombrío.

Saludos Colombia, aquí nos encontramos en el regalo de los invisibles.

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http://www.aporrea.org/actualidad/a134411.html

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