Asfalto

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Por: Miguel A. Jaimes N.

En nuestra historia el asfalto se remonta a 1873 en el gobierno de Antonio Guzmán Blanco el cual presidia constitucionalmente esta comarca llamada Venezuela. Guzmán Blanco le otorgó a unos señores extranjeros conocidos como Horacio R. Hamilton y Jorge A. Philips uno de los primeros permisos de la república, la célebre Concesión Hamilton, esto con el fin de explotar el lago de asfalto natural de Guanoco ubicado en el estado Sucre.

Este mandatario sin saberlo originaría todas nuestras calamidades al entregarles puertas y postigos con todo y sus llaves a los norteamericanos para que nos hicieran el favor de llevarse nuestro petróleo.

Posteriormente, para el año 1885 se encargaba de la máxima magistratura otro cuentandante de nuestra república; Joaquín Crespo. En plenas funciones de Crespo con su gobierno llegaron a Venezuela las empresas trasnacionales norteamericanas; la primera en instalarse fue la New York & Bermúdez Company y sin ningún empacho originaron negociaciones directas con Horacio R. Hamilton y Jorge A. Philips y estos personajes sin recato les vendieron la Concesión Hamilton con la cual se venían beneficiado desde hacía década y tanto.

Con esta decisión se agravaron aún más los problemas pues ahora si entraban los gringos a controlar no tan solo el petróleo de asfalto sino toda la proyección del hidrocarburo nacional. No hubo claridad política y menos meridiana para hacerle un parao a la vulgaridad de quedarse con nuestras riquezas. En mi modesta interpretación de aquel hecho histórico comparo el mismo con el saqueo que emprendió España a partir de los inicios de la conquista en 1500. Por eso las consecuencias hacia el país y posteriormente a la república resultaron en un saqueo, nuestro erario nacional lo ubicaron en el subsuelo, nuestra mayor riqueza la cual no se supo defender por los gobiernos de Guzmán y Crespo debió haber sido acompañada desde entonces por un compromiso espiritual hacia la conciencia petrolera.

Pero, para 1899 un militar, General de nuestra república habiendo emprendido marcha en 1894 con el conocido Grupo de los 60 y luchado con un ejército de campesinos y descamisados tuvo que ser nombrado por el Congreso en Valencia presidente de Venezuela, era 12 de octubre de 1899 día de su cumpleaños y este General era El Cabito Cipriano Castro.

Una vez con el poder Castro inmediatamente fue conocido en la historia por sus conflictos políticos y legales con la New York & Bermúdez Compañy y con estos la Orinoco Steamship Company.

Las trasnacionales en vez de pagar impuestos decidieron apoyar con dinero la conocida Revolución Libertadora la cual era liderada por el banquero Manuel Antonio Matos quien se encargó de comprar armas, munición y pólvora, contratar mercenarios nacionales y extranjeros y llevar a la nación a una gran guerra civil.

Esa aventura de las trasnacionales petroleras —la primera de nuestra historia— nos llevó a una fratricida guerra civil lo cual obligó a Castro a conformar la rebelde Revolución Liberal Restauradora.

Pero los hechos se precipitaron y uno tras otro vinieron acontecimientos de verdad imperiales como el bloqueo naval en contra de Venezuela. Para 1904 Castro se enfrentaba a la agazapada Europa con Francia a la cabeza quienes insolentemente bloquearon nuestros principales puertos, (La Guaira, Maracaibo y Puerto Cabello) es decir, cerraron el país.

Pero siglo y tanto después las relaciones internacionales son muy parecidas a las de aquel pasado y esto en nada ha cambiado, Europa y EE.UU. siguen interviniendo en el mundo con sus acorazados, portaviones, marines y fuerzas especiales.

Cipriano Castro fue a la contienda con valentía y los derrotó, combatió estoicamente contra dos imperialismos: el norteamericano y el europeo. Fue un héroe. Al concluir en fracaso aquel movimiento y el gobierno comprobar los aportes que las empresas trasnacionales daban a los rebeldes, inmediatamente Castro les exigió una indemnización de 50 millones de bolívares. Pero como era de esperarse las compañías involucradas se rehusaron a pagarlo, entonces Castro ordenó su expropiación.

Pero en 1908 Cipriano Castro enferma y se embarca en un Vapor estacionado en La Guaira y parte hacia Europa, concretamente a Francia, entonces su compadre y vicepresidente en funciones Juan Vicente Gómez lo derroca propinándole con las fuerzas militares de entonces un Golpe de Estado.

Posteriormente, Castro quiso regresar y recuperar el poder político arrebatado pero los pactos militares de Gómez con Norteamérica le impusieron una pared. Se estacionó en Puerto Rico y de allí los gringos se encargaron de bloquearlo hasta que fallece en 1924. Cipriano Castro había sido derrotado por su compadre y vicepresidente Juan Vicente Gómez con el apoyo de las trasnacionales petroleras. Caía el primer presidente constitucional venezolano por el poder petrolero.

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