El torturador Manuel Antonio Tirado. Por Miguel A. Jaimes N.
Sábado, 23/02/2013 06:05 PM
¿Cómo llora una estrella? Noel Rodríguez, militante revolucionario de una organización que fue valiente y se conoció con el nombre de Bandera Roja, allí militó la valiente resistencia que osó tener entereza a la derecha asesina de los años duros, pero hoy ―Bandera Roja― se ha convertido en un nicho efímero de la oposición venezolana, quienes de sol a sol defienden delirantemente a los asesinos del ayer: la oposición venezolana. Cosas increíbles verdad.
Un seis de agosto de 1973 moría asesinado Noel Rodríguez, eran los últimos días en el gobierno del “Dr.” Rafael Caldera, quien había constituido un tenebroso escuadrón paramilitar encomendado al SIFA quienes desarrollaron una insoportable red de torturas por todo el país con suficiente logística y complicidad de cualquiera de las instituciones de un Estado nauseabundo de abusos, asesinatos y tropelías, eran los días en que los políticos comenzaba a emborracharse de la constituida renta petrolera. Mientras todo esto sucedía Noel Rodríguez el gobierno de Rafael Caldera lo asesino en Cocollar un pueblito del estado Sucre.
Su madre Zenaida se vino a Caracas para reclamar justicia y que le entregarán el cuerpo maltratado de su hijo, el cual todos sabían que había sido torturado hasta la muerte por un homicida y mal venezolano llamado Manuel Antonio Tirado, reconocido torturador de estudiantes luchadores, quienes soñaban cosas muy sencillas y contrarias a las ya firmadas en el Pacto de Punto Fijo.
Rafael Caldera y su posterior homologo Carlos Andrés Pérez fueron campeones asesinando estudiantes, fusilaron al mejor bachiller de la facultad de medicina de la Universidad de Los Andes en la ciudad de Mérida, Domingo Salazar, igual desgracia sufrieron José Uribe, Rosas Piña, Carlos Bello y muchos más.
“El gobierno dialoga” fue un guion cinematográfico que descansa su olvido en el departamento de cine de la Universidad de Los Andes y el cual debiera ser desempolvado para demostrar una vez más la violencia policial y judicial que se instauro en la cuarta república y de la cual aún hoy todavía somos víctimas por las radicales decisiones de algunos funcionarios policiales, jueces y sin dejar atrás fallos oscuoas de un Ministerio Público minado de contrarrevolucionarios.
Pero la impunidad reinó durante muchas décadas, muchos soñamos que esto se acabe o seremos aniquilados por este desvergonzado y agazapado mal enquistados en los organismos policiales, jueces y Fiscalía General de la República.