La oposición atómica. Por Miguel A. Jaimes N.
Martes, 10/08/2010 06:40 PM
Corre Ledezma, amarra acuerdos, logra hacer pasar sus candidatos, impone nombres, reparte dinero y cargos, ofrece, parte y toma un último vuelo, destino: Washington. La estrategia: seguir exponiendo sus sueños de dictadura.
Mientras viaja es atendido en primera clase, duerme, de pronto confundido en sus pesadillas se despierta exaltado, recuerda traiciones, entre esas la que le hizo a su compañero Manuelito Rosales.
Saca Tarjetas de Crédito, utiliza el teléfono del espaldar de su asiento, pasa la Visa y llama a Caracas. Le preocupa haber dejado el barco solo. Lo lleva a la deriva, ¿pero solo? Ya es para no dormir. Hay demasiados chulos desocupados de la oposición de esos que no trabajan, y le acechan.
Hilvana, conjetura, sufre de confusos reveses. Aterriza, ¡por favor conserven su asiento! Baja rápido y desde el norte empieza a gritar que el capitalismo no es vergüenza. CNN le organiza ruedas de prensa, mientras se prepara pide agua mineral francesa para aliviar los Scott de la noche anterior.
Saca su chuleta: régimen, castro comunista, socialistas, bolivarianos, Lina Ron, La Hojilla, que si Nolia, que Vanesa, VTV, Telesur, ANTV, La Guerrilla Comunicacional, Chávez, Fidel y Diosdado.
Empieza sus mentiras, señala que ahora el régimen castro-comunista se mete con los dueños de Econoinvest, que estos no son tan ladrones como lo expresa el desconsiderado del Hugo Chávez.
Los Mezerhane solo trataron de hacer que los irresponsables venezolanos ahorrasen, pero en su banco, pueblo de vagos que todo se lo gastan en cervezas y parrillas de cochino de fines de semana.
Acusa al régimen de perseguir a Fedecamaras, estudiantes y medios de comunicación.
Sigue el bla bla bla de Ledezma mientras coloca como ejemplo de sacrificio, lealtad y modelo a los Mendoza, la “Polar somos todos”.
Anda atómico. Interrumpe su rueda de prensa, se ausentara, va a su banco a ver cómo van sus sacrificados ahorritos.